Leo un interesante artículo de Mort Zuckerman, «Timely strictures on the audicity of greed» en el Financial Times de hoy (verlo aquí, en inglés). Es sobre un caso de abuso de información privilegiada (insider trading) que no ha recibido mucha atención en España, la condena de Raj Rajaratnam, del fondo Galleon. No ha interesado porque nos pilla lejos, porque no debe haber muchos españoles con dinero en él, y porque estos temas parecen resbalar por encima de nuestra piel. Quizás seguimos pensando que, digan lo que digan, hacerse rico rápidamente sigue valiendo la pena, aunque a veces acabe uno en la cárcel.
El artículo tiene unos cuantos argumentos interesantes. Por ejemplo, el de que comerciar con información privilegiada no es bueno para la economía nacional, a no ser que uno piense que la economía nacional es él. Ni para el funcionamiento correcto del sistema financiero. Ni para la justicia y la igualdad de oportunidades. Una cosa es dedicar medios honestos para intentar averiguar los hechos que pueden influir en el precio en bolsa de una acción, y otra es montar una red de informadores que, por dinero, nos adelanten noticias con las que podemos obtener beneficios, a costa de otros inversores menos informados. Todo eso respondía, dice el autor del artículo, «no a la audacia de la esperanza, sino al atrevimiento de la codicia«.