¿Por qué hay niños obesos? Respuesta popular: por culpa de los fabricantes de comida basura y chuches. Conclusión: ¡a por MacDonalds!
Otra respuesta, quizás más matizada (ver un artículo titulado «Let’s move the obesity focus» en MarcatorNet, aquí, en inglés). «Los niños están demasiado gordos porque los adultos que cuidan de ellos están gordos y/o no están motivados para cambiar su vida. En este tema hay una concepción dual de la moral y de la tarea de ser padres que los políticos y los medios de comunicación han ignorado», dice el artículo, que se refiere a Estados Unidos pero que, sin duda, tiene también validez para otros países. Una investigación de la Ohio State University encontró que «los niños de cuatro años que cenan con sus hermanos y padres, duermen suficientemente y tienen racionada su dosis diaria de televisión eran casi un 40% menos obesos que los que viven en casas sin disciplina».
Y concluye el artículo: «La obesidad no la causan las hamburguesas, la televisión, los videojuegos, el azúcar en el chocolate con leche o las máquinas de venta de golosinas en las escuelas. Es la consecuencia de conductas que los seres humanos elegimos«.
En efecto, promovemos pautas de vida nada saludables. ¿Excusas? Todas las que queramos: tenemos mucho trabajo, llegamos a casa reventados, con pocas ganas de nada, y con cierta necesidad de compensar a nuestros hijos… ¿y qué mejor que una buena dosis de comida basura? Cuando son más mayores, otra buena forma es no preguntar donde van los fines e semana o no estar despiertos hasta que llegan, para controlar el horario. Qué antiguo suena todo esto, ¿verdad? Casi tanto como los discos de vinilo, el teléfono fijo y la tortilla de patatas de mamá. o el «a las diez en casa!…
Gracias por el toque, Antonio.