La 19ª Conferencia anual de EBEN – España (European Business Ethics Network) ha concluido hoy en Barcelona, en la sede de la Universidad Politécnicas de Cataluña. Buenos papeles y excelentes mesas redondas. Hoy se ha discutido mucho en una de ellas sobre la necesidad-conveniencia-inconveniencia de certificar la Responsabilidad Social (RS).
Soy contrario a la certificación. La ISO 26000 lo deja muy claro: no hay que certificar. El problema es que lo piden empresas y administraciones públicas, no para ellos, sino para sus proveedores. Imagínese que usted es encargado de compras de una gran cadena de alimentación. Los productos que compra quizás vengan de plantaciones o factorías donde no se respetan los derechos humanos, se maltrata el medio ambiente o se incumplen los derechos laborales mínimos. Usted no puede correr el riesgo de comprar a esos proveedores. Quizás le preocupan poco los derechos humanos o el medio ambiente, pero no quiere ser objeto de un boycot o una campaña de prensa contraria, si usted admite en su cadena de suministro ese tipo de productos. Y como usted no tiene medios para investigar a cada uno de sus proveedores, les exige una certificación. ¿Cuál? No importa cuál: usted necesita un papel que poder enseñar a su consejo de administración, a los medios de comunicación y sus clientes, para cubrir sus espaldas. Pero esto supone que acabaremos exigiendo a todos una certificación, que, de verdad, no nos sirve, y que puede hacer mucho daño a la RS.
¿Qué le preocupa al dierector de compras mencionado? Unos riesgos específicos, ya citados: derechos humanos y laborales, medio ambiente, y algunos más. Yo aconsejaría a los que están dando vueltas a la posibilidad de hacer obligatoria la certificación de la RS que reduzcan la obligatoriedad a esos supuestos. La administración pública, a la hora de un contrato, o sus clientes, pueden pedirle una certificación sobre esos puntos. O sea, usted debe hacer un proceso de debida diligencia, para identificar esos riesgos, y explicar cómo trata de compensarlos o anularlos. En todo lo demás, libertad. ¿Quiere usted tener un plan de RS, más allá de la gestión de riesgos? De acuerdo: hágalo, porque es voluntario. ¿Quiere usted certificarlo? Enhorabuena. ¿Prefiere no certificarlo? Me parece muy bien.
Digo esto porque vamos camino de meternos en la creación de una obligación generalizada de formulación de planes, publicación, elaboración de memorias y certificación que va a dar la razón a los que se oponen a la RS, porque es un coste innecesario y de muy poco provecho (excepto para los consultores y los certificadores). Por eso me parece importante que, cuanto antes, frenemos esa tendencia, que viene de la Unión Europea y que encuentra un fundamento en la Ley de Economía Sostenible, distinguiendo áreas en las que la certificación puede tener sentido y otros en que no lo tiene ni debe tenerlo. Y en esto último dejemos libertad a todos.
La certificación debería ser voluntaria. La empresa debería de poder optar, sin obligación, a realizarla (al igual que ninguna entidad está obligada a certificarse en la UNE 166002).
Si desde la administración pública quiere fomentarse la RSC se podría optar por campañas de educación dirigida a usuarios/clientes, para que tengan en cuanta este aspecto particular de las compañías como parte del valor añadido a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre consumo de productos o servicios.
Por otra parte, no considero conveniente que sea necesario obligar a incorporar una RSC en las organizaciones si éstas comprenden que sí es rentable si se enfoca como una estrategia indirecta de branding.
Estoy de acuerdo contigo, Ángel, en que la certificación debería ser voluntaria. Pero, de hecho, no lo es. Las autoridades tienen interés en decir que «promueven la RS», y acabarán haciendo obligatorias las memorias, pidiendo certificaciones a sus proveedores, etc. Y las grandes empresas quieren tener cubiertas sus espaldas, exigiendo una certificación a los que están por encima en su cadena de valor. Por eso, como mal menor, me parece que habría que distinguir entre contenidos que realmente afectan al riesgo de la empresa compradora o de la administración, y los que no le afectan. Y si quieren exigir certificaciones, que lo hagan con los primeros.
Estimado Antonio,
Es un tema interesante el planteado, aunque de todos modos, agradecería que pudiera exponer más de sus motivos al porque no de la Certificación de ISO 26001.
Mi principal preocupación, es que si hoy en día gran parte de los directores de las empresas almenos españolas, si no tienen ningun tipo de presión la tendencia siempre a sido en merma de los temas, de la calidad el medio ambiente, – a excepción de riesgos a ser un tema legal- etc… priorizando el tema económico a corto plazo y por salvar la silla.
Estimado Antonio, siempre resultan interesantes sus artículos.
Respecto del tema planteado, creo que sería muy malo para la RS que se convierta en una norma certificable.
Pero es bueno que exista cierta presión de parte de las corporaciones para que sus proveedores apliquen programas de RS. Sería un criterio “socialmente responsable” de selección de proveedores.
¿Hasta qué punto esa presión no tornará la RS en algo obligatorio?
El problema es plantearlo de esa forma.
La responsabilidad de alcanzar el bien común para la sociedad recae en cada uno de nosotros, ya que se espera que cada uno colabore de acuerdo a sus posibilidades y ninguno está exento de hacerlo. Y esto no es una obligación… es una RESPONSABILIDAD.