Leo ahora, a la vuelta de vacaciones, un artículo de José Luis Feito en Expansión el 9 de agosto («La competitividad de España y las cuotas de exportaciones», aquí). Excelente el análisis y la pedagogía, como siempre.
Feito hace notar que nuestra cuota de exportaciones (porcentaje de las exportaciones españolas sobre el total mundial ) no se ha reducido apenas. ¿Quiere decir esto que no hemos perdido competitividad? No. La competitividad se nota en dos frentes: exportaciones e importaciones. Si hemos mantenido nuestras exportaciones es, probablemente, porque nuestros productos son suficientemente atractivos como para soportar unos mayores costes de producción sin que se resientan las ventas (o quizás también porque nuestros exportadores han recortado sus márgenes, para no perder cuota de mercado).
Pero el lado de las importaciones ha empeorado: nuestra participación en las importaciones mundiales ha aumentado, lo que significa que aquí sí hemos perdido competitividad.
Y esto es importante, dice Feito, porque, con nuestro fuerte endeudamiento exterior, necesitamos mejorar el saldo de nuestra balanza comercial. O sea, la mejora de nuestra competitividad tiene que plantearse en dos frentes. Uno, el que todos miramos siempre, que son nuestras exportaciones. Y otro, que no solemos mirar tanto, que es el de las importaciones. O sea, nos queda mucho por ganar: una razón más para seguir insistiendo en las reformas estructurales pendientes.