Un excelente artículo de Paco Sánchez en Nuestro tiempo de septiembre-octubre de 2011, con ese título. El artículo está escrito en memoria de su padre, recientemente fallecido (no es el primero de los magnificos artículos que publica con ee tema en su blog y en Nuestro Tiempo).
Copio algún párrafo, sobre lo que a mí me preocupa ahora: la falta de optimismo no viene sola, viene de alguna «enfermedad» del espìritu. Dice Paco: «abundan los repartidores de culpas, los analistas de medio pelo, los mentirosos, los espasmódicos que se agitan de aquí para allá con mucho ruido y ninguna eficacia, los simples, los idiotas, los que no quieren reconocer ni reconocerse nada, los cómodos, los que siempre esperan que alguien haga algo, los que invocan el hambre de África cuando el Papa viene a Madrid mientras lo silenciaron en su viaje a África, porque África les importa un comino y están en otras cosas, lo que se aburren y aburren, los que duermen hasta las tantas y arreglan el mundo de noche, a oscuras (…), los derrotistas, los que piensan que ya no hay nada que hacer en vez de atreverse a actuar».
Y añade, tras un recuerdo de su padre: «Me parece que esa capacidad de querer y de estar siempre pendiente de las personas queridas es lo que genera capacidad de lucha y optimismo, porque ante la carencia de los tuyos no puedes quedarte quieto». Claro, es esto: al pesimismo le falta amor por los demás y deseos de lo mejor para ellos.
Optimista es el que quiere!! Eso siempre me lo decia mi mama y ahora lo veo en tu blog. Felicidades.
Estimado Profesor;
Permítame un comentario general de agradecimiento por su Blog. Fui su alumno de Macroeconomía en Económicas (82-86), en el PDD del IESE (04-05) y ahora es un placer seguirle en la red, insuflando enormes dosis de sentido común y ética vital.
Gracias.
Reciba un cordial saludo.
Muchas gracias, Ramòn.