¡Oh! La Autoridad Bancaria Europea se ha dado cuenta de que… hay que recapitalizar la banca europea (la noticia es de ayer y está en todos los períodicos). Y van… ¿cuántas recapitalizaciones, y tests de estrés, y planes de salvamento, y soluciones mágicas,…?
Ahora póngase ustedes en la silla del director general de una empresa. Pasaron una mala época, e hicieron un plan de salvamento, que fracasó. Hicieron un estudio 360 grados, y ya saben lo que iba mal; segundo plan, segundo fracaso. Pues vamos a por el tercero,… Bueno, a estas alturas, salvo que usted sea el propietario, ya le han explicado dónde está la puerta, y le han buscado un sustituto en la dirección.
Vamos a ver. Los problemas de un banco pueden ser dos: de activo o de pasivo. De pasivo: los clientes retiran el dinero, el banco se queda sin liquidez -y después entra en quiebra. De activo: los activos pierden valor, su capital desaparece: el banco está en quiebra.
¿Qué le pasa a la banca europea -y española-, con algunas excepciones? Que sus activos pierden valor. Pero, más importante, que no acaban de limpiar su balance, de modo que no sabemos cuánto valen sus activos. En esas condiciones, ¿pondría usted dinero en el capital de un banco? ¿No? Pues entonces, el problema no es la recapitalización, sino la claridad en sus cuentas: unos tests de estrés que sean creíbles DE VERDAD. Esto lo hicieron los norteamericanos al estallar la crisis financiera (y era muy gorda). Aquí vamos pegando patadas a la lata, carretera adelante, a ver qué pasa. Y así nos va.
Pero claro, para hacer limpieza hay que reconocer la situación de morosidad del inmobiliario (de las empresas inmobiliarias, más que de las familias), y de la deuda pública (empezando por la griega), y reconocer pérdidas (¡oigam, esto no!),…
Sorprende, señor Antonio, que a las alturas de la pelicula, aun no haya una estrategia clara. Por cierto, enhorabuena por sus largos logros: estoy releyendo estos dias su Teoria Monetaria de 1983, y esta fresco como una rosa, despues de todo este tiempo.