El Acton Institute norteamericano está promoviendo una iniciativa llamada «PovertyCure» (ver enlace aquí). Es la puesta en práctica de aquel refrán: si quieres hacer feliz un día a una persona hambrienta, dale un pescado; si quieres hacerle feliz toda la vida, enséñale a pescar. Se trata, en definitiva, de promover las actividades emprendedoras para que la gente tenga la oportunidad de salir de la pobreza.
«Muy bien, me dice el lector. Pero con esto no arreglas todos los problemas». Vale. Además de enseñarle a pescar, hay que darle una caña, y que enga un río cerca, y que en el río haya peces, y que tenga medios para cocinarlos, y que las mafias locales no le roben el pescado que ha capturado, y que los políticos no le impidan ir al río a pescar,… Pero lo único claro es que dándole un pescado no le ayudarás a salir de su situación. Y éste es el problema de las medidas tradicionales basadas en la filantropía.
Sobre todo, me gusta de la iniciativa el exquisito respeto que quiere mostrar hacia la dignidad de las personas. Esto significa que, cuando el necesitado tiene hambre, hay que darle comida: así se respeta su dignidad más inmediata. Pero luego hay que enseñarle a pescar (y proporcionarle una caña, y un río,…), para que nunca más vuelva a tener hambre: esto sí que promueve su dignidad para toda la vida.