Ayer y hoy hemos celebrado en el IESE el Segundo Coloquio Internacional sobre «Christian Humanism in Society and Business». Recojo aquí una idea de uno de los participantes en el último Panel, Stefano Malferrari, Director General del Andbanc de Mónaco, que es el banco privado internacional del grupo Monte dei Paschi; el tema del Panel era «El humanismo cristiano en la práctica de la empresa».
Su sugerencia era distinguir entre bancos y mercados financieros, o entre banqueros y financieros. ¡Claro!, dirá el lector. Sí, pero los confundimos a menudo. Un banco recibe fondos de sus depositantes, y los presta a personas o empresas que quieren llevar a cabo inversiones; es, pues, un intermediario que recibe dinero a corto plazo (el depositante puede retirarlo cuando quiera) y lo invierte a largo plazo. Ahí está su riesgo y su responsabilidad. En todo caso, es un negocio a largo plazo. Hay otros intermediarios que también colocan el dinero a largo plazo, como compañías de seguros o fondos de pensiones, pero no son bancos.
El financiero, por el contrario, no coloca el dinero a largo plazo, sino a corto. Sus beneficios proceden de la especulación (este calificativo no es muy preciso, pero se entiende bien). Y, claro, sus responsabilidades son distintas. La crisis financiera actual proviene, según el Sr. Malferrari, precisamente de que personas que debían actuar con criterios a largo plazo y con las responsabilidades correspondientes, se han movido por objetivos a corto plazo: los banqueros se han comportado como financieros. Y así nos ha ido.
Ayer, a última hora de la tarde, asistí a la entrega de la cuarta edición de los Premios a la Excelencia Financiera que concede el Institut d’Estudis Financers (IEF) de Barcelona. Y es interesante que su Director General, Josep Soler, mencionó los esfuerzos que hace el IEF por mejorar la imagen de los banqueros y financieros en nuestro país. No pocas entidades y personas han hecho un flaco servicio al sector con sus actuaciones, entre ellas, me acordaba hoy, las que han llevado a los banqueros a actuar como financieros. Verdaderamente, esa limpieza de imagen es necesaria. Y me asombra el poco esfuerzo que el sector haya hecho para clarificar las cosas.