No necesitamos líderes

Copio (traduciéndolas) algunas frases de una carta al director de The Economist. Tienen ya alguna antigüedad (son del 6 de diciembre de 2008). Pero el ejemplar en cuestión ha vuelto a caer en mis manos, y me ha parecido oportuno dejar por escrito que eso es relevante para nosotros, hoy.

«El gobierno representativo se ha convertido en una secta de liderazgo, diluyendo el papel de la responsabilidad individual. La mayoría de los políticos de carrera afirman ahora que su trabajo no es ‘representar’, sino ‘liderar’. Los medios de comunicación no paran de preguntarse: ¿Qué están haciendo nuestros líderes para remediar tal o cual situación? Se espera que los encuentros de los ‘líderes mundiales’ vayan a resolver los problemas».

Y el autor, Stephen Morris, saca sus conclusiones: «Elevar a los políticos, que se supone son los representantes del pueblo, al estatus de líderes, mantiene a la gente en un estado de infancia permanente. En lugar de hacer libres a los ciudadanos para que hagan sus propias decisiones y cometan sus propios errores mediante el proceso de la democracia directa, los políticos-papás monopolizan el poder y la responsabilidad. Como cualquier padre con experiencia sabe, el mejor modo de hacer que un chico deje de echar la culpa a los demás es hacerle responsable de sus propias decisiones, incluso aunque esto signifique dejarle que cometa sus propios errores. Es el proceso para crecer y hacerse adulto. Dé una oportunidad a los chicos».

No tengo nada que añadir.

3 thoughts on “No necesitamos líderes

  1. Bajo mi opinión, considero que se utiliza la palabra «Líder» muy alegremente… el liderazgo no es un estatus, es una consecuencia de un trabajo bien hecho: Te sigue quien quiere, a quien insipiras por tus acciones, etc.

    Otra cosa es intentar manipular a los demás creyendo que así se convierten en líderes…. craso error!! El efecto emocional de la manipulación de ese tipo (a distancia y sin vínculos reales) dura lo que dura…. luego llega la reflexión… y de ahí -creo-que la poca credibilidad de los políticos.

    Eso sí, hay muchos a los que les «pone» esa sensación aunque sepan que es mentira…

    En fin… el ser humano y sus recovecos…

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