Definitivamente, me preocupa el problema del paro. A él he dedicado el artículo que, con este título, aparece en El Periódico de hoy (verlo aquí). Repite ideas que el lector de este blog ya conoce, pero añado una historieta que leí en un libro del economista francés Daniel Cohen. ¿Qué pasaría si la policía hiciese una redada esta noche, y se llevase a una isla desierta a todos los parados del país? Pues que mañana la tasa de paro sería del cero por ciento… y dentro de un año sería, de nuevo, el 21%. ¿Y en la isla desierta? Que la tasa de paro sería hoy del 100%, pero dentro de unos días sería considerablemente menor, e incluso es probable que se quedase por debajo del 21% del país del que venían los parados.
Moraleja: el problema no es el paro, sino la falta de capacidad de crear empleo. Y esto no depende de que la Unión Europea garantice la deuda española, o nos dé dinero para que el Estado gaste más. La clave está en las instituciones que favorecen o dificultan la creación de empleo. Por eso es importante la reforma laboral, que el nuevo gobierno deberá emprender sin tardanza. Sin tardanza, porque de ella dependerá, en buena parte, el optimismo o el pesimismo con el que enfrentemos el futuro.