Después del debate televisivo entre los principales candidatos a la presidencia del gobierno español del pasado lunes, Victor Mallet les acusa de «mirarse al ombligo» («Spain’s party leaders indulge in navel-gazing as crisis rages», aquí, en inglés). ¿Tiene razón? A primera vista, sí: la situación no está como para hacer juegos de salón. Mallet se fija sobre todo en el estaldo convulso de los mercados financieros en Europa, y dice que no hay tiempo para la complacencia. De acuerdo.
Pero… Mallet parece olvidarse de que ese era un debate sobre las elecciones del día 20. ¿Que los temas que trataron fueron casi exclusivamente nacionales? Sí, claro: ¿de qué iban a tratar ante una audiencia que considera que nuestros problemas son los más relevantes para nosotros, y que Europa, si no es una causa principal de nuestros males, sí es un mal de cabeza añadido?
El análisis de Mallet puede ser válido para el 21 de noviembre. Ahora, aquí, en este país, el tema es otro. Claro que, escribiendo en un periódico europeo, con escasas simpatías por España, se espera que Mallet diga lo que ha dicho. Pero, no lo olvidemos, hasta el día 20 «el» tema es otro. Ahora, esó sí: a partir del día 21, hay que cambiar el discurso y el ritmo.
Está claro que en el debate no se hablaria de otra cosa que no tuviera que ver con la campaña electoral. Pero supongo que los problemas economicos de esta «gran nacion» se han tomado un descanso durante el periodo de campaña. Porque, si no es asi, tendrá todavia mas trabajo el nuevo presidente cuando empiece ha hacer algo de aqui a unos meses.