Me encantó un breve articulito (poco más de cinco páginas) de David Cutler, profesor de Harvard. Se titula «¿Por qué las personas y las instituciones no hacen lo que saben que deben hacer?» (en inglés, aquí). El título me llamó la atención, así que lo leí.
Cutler arranca con el caso de un hospital norteamericano, el Alleghany General, destacado por haber puesto en práctica medidas novedosas que ahorran millones de dólares y evitan infecciones gravísimas. Lo que llama la atención es que todo el mundo sabe lo que hizo ese hospital, y cómo lo hizo, y no es algo difícil de copiar. Pero los demás hospitales no lo hacen.Y cuenta entonces otras historias: la industria automovilística norteamericana, que fue incapaz de replicar los resultados de las empresas japonesas; el retraso que muchos mostramos en dejar para mañana (para el año que viene) el tratamiento médico que nos han recomendado; la resistencia a usar el cinturón de seguridad, aunque sabemos que ahorra vidas,…
Cutler atribuye el mérito de Alleghany Hospital a la voluntad del Director Médico, que obligó a todos a poner en práctica las medidas que otros hospitales no fueron capaces de implementar. ¿Será una recomendación para nuestro próximo Presidente del gobierno? Cutler se pregunta qué hubiese pasado si el Director Médico se hubiese dedicado a discutir su plan con todos los médicos y enfermeras,… ¿O es cuestión de incentivos, sistemas de promoción o criterios de contratación? ¿O es que hay gente que prefiere quedar bien con los demás, en lugar de cumplir son su deber? ¿O que tienen una brújula moral más estricta? No tengo respuesta, claro, porque yo soy también de los que me propongo empezar mañana, sin falta, la gimnasia que el médico me ha recomendado,…