La propuesta del Govern de Catalunya de que los pacientes paguen un euro por receta (el mal llamado copago) está levantando revuelo. Los partidos de la oposición se han lanzado en plancha. No lo entiendo. Bueno, sí lo entiendo, porque esta es una batalla política; lo de menos es el presupuesto de 2012. Mis comentarios:
- El copago me parece bien, por una razón de principios. Hemos de ser conscientes de que no hay nada gratis, que todo lo paga alguien. Y esto lo tienen que saber, en primer lugar, los que llevan su receta a la farmacia.
- Y por una razón de justicia. Si alguien utiliza un servicio, lo lógico es que pague por él. Esto vale para el que usa la autopista y para el que va a comprar medicamentos.
- Y por una razón de eficiencia. Lo que tiene coste cero, tendrá una demanda infinita (salvo que no tenga sitio en casa para guardar tantas medicinas innecesarias). Una manera de racionar es por el lado de la oferta, limitando los medicamentos que el médico receta. Pero esto es muy poco eficiente, sobre todo porque el prescriptor no tiene especial interés en limitar la medicación. Acabamos, pues, en el tema de los incentivos.
- A la propuesta de un euro por receta no la llamaría copago. Me parece que copago debería ser un porcentaje de la factura total, aunque sea muy bajo: eso sí que limitaría efectivamente la demanda. El euro puede frenar las visitas al médico o a la farmacia, no el consumo de medicamentos.
- Un euro por receta es, pues, una tontería. Un modo de arañar unos euros para el presupuesto de la Generalitat. Pero, por otro lado, es muy, muy, muy conveniente, porque es la puerta abierta para otros copagos, desde los medicamentos hasta las carreteras. Y ya he dicho que me parece que habría que generalizar los copagos. Y si la Constitución dice que no-sé-qué ha de ser gratuito, que me perdonen los padres de la Patria, pero eso es una tontería.
- Bien, pero… ¿y los que no tienen ingresos, los que han perdido su piso, los parados, los jubilados,…? Para ellos, toda la ayuda de las Administraciones públicas que sea necesaria. Pero atendiendo a la situación personal o familiar, no regalando medicamentos, o billetes de autobús. La política de redistribución de la renta debe ser una política homogénea y coherente, no un collage de medidas parciales, populistas, perturbadoras y, en el fondo, ineficaces.
Pero… esto es políticamente incorrecto, y choca con muchos intereses particulares.
Ante algunas de sus afirmaciones me permito contestarle, aunque sea el único. Verá, dice usted que por principios debemos aceptar el copago sanitario, lo viste de argumentos decorativos, ¿también el cierre de plantas y servicios hospitalarios también? ¿le parece menos importante? Claro que cuando se enroca en términos económicos y de eficiencia y mezcla hasta la redistribución de la renta perdiendo de vista el objetivo que marca al principio su escrito… el tema de presupuesto, eso que al parecer lo justifica todo, hasta recortar los derechos y la democracia. Por cierto hay cosas y servicios que son gratis… búsquelos y hable de ellos, también en sus clases y artículos, vale la pena, gracias