La idea de que la responsabilidad social es compartida me parece muy importante. El primer paso es pensar que las empresas tienen una responsabilidad, o un conjunto de ellas.
El segundo paso es pensar que esa responsabilidad la tienen todos en la empresa, desde los accionistas y propietarios hasta los directivos y empleados. Es lógico: ¿cómo puede una empresa ejercer sus responsabilidades ante sus clientes, proveedores, comunidad local y sociedad en general, si no se cuidan de ello sus empleados, directivos y propietarios?
El tercer paso es implicar a otras empresas. Primero, en el sector: si yo tengo una responsabilidad con el medio ambiente, ¿no tendrán otras empresas en mi sector la misma responsabilidad? Movilizar a las asociaciones sectoriales es, pues, una tarea importante (y sospecho que muchas de ellas no la han entendido, quizás porque esas asociaciones se ven más como un lobbies para defender intereses comunes). Pero es muy importante, porque hay muchas actuaciones que la empresa no puede llevar a cabo, pero el sector sí.
Y quedan aún otro par de niveles. El cuarto es implicar a otras empresas de fuera del sector, probablemente clientes o proveedores de la empresa que está ejerciendo su responsabilidad. Por eso me gusta la noticia de que «MRW impulsa la colaboración entre empresas para potenciar la responsabilidad social en tiempos de crisis» (verla aquí). Y me consta que hay otras empresas, en ese y en otros sectores, que lo están haciendo.
Quedaría aún el quinto nivel: transmitir a toda la sociedad la idea de que todos tenemos responsabilidades sociales, como ciudadanos, familias, consumidores, trabajadores, vecinos,… También hay empresas que lo hacen, pero aquí nos tenemos que implicar todos.
Por ahí parece que avanza la política de la Comisión y del Consejo de Europa
http://www.coe.int/t/dg3/SocialPolicies/SocialCohesionDev/source/progconf_en.pdf