El gobierno de Mario Monti se ha enfrentado a los intereses creados de algunas profesiones y grupos empresariales al aprobar medidas para aumentar la competencia en la economía italiana (otra cosa es que los partidos le dejen pasar la norma en el Parlamento sin recortes). Me parece muy bien.
¿Medidas para fomentar la competencia en una situación de recesión como esta?, me pregunta el lector incrédulo. Sí, le contestaré. Son necesarias, por varias razones. He aquí algunas (hay más):
- Ejemplaridad. A los ciudadanos les parecerá bien que los grupos privilegiados ayudan a bajar costes (y esto no es envidia, o no es necesariamente envidia).
- Eficiencia. Las restricciones a la competencia son costes, siempre muy explícitos, aunque no los veamos. Esto nos ayudará a capear la recesión.
- Dinamización de la economía. La ruptura de barreras a la competencia animará a nuevos emprendedores a entrar en sectores protegidos, y a los innovadores a ser más activos.
En definitiva, fomentar la competencia forma parte de ese conjunto de medidas que deben devolvernos la ilusión: esto no está bien ahora, pero va a cambiar. Y pronto.