… y somos nosotros. Alberto Andreu se queja en Diario Responsable de que «Y al final, la acción social desplazó a la responsabilidad social corporativa» (aquí). Es verdad: tantos años diciendo que la responsabilidad social forma parte de la estrategia, que es buena dirección, que no se diferencia de gestionar bien la emprsa,… Y, al final, resulta que se generaliza la idea de que la responsabilidad social es… acción social.
Lo dicho: el enemigo somos nosotros. Primero, los profesores, consultores y expertos en RSE, que acabamos dando premios a las empresas que hacen acción social, y lo llamamos RSE. También porque enseñar a las empresas a gestionarse bien es mucho más difícil que decirles que tienen que dedicar dinero a su acción social.
Segundo, los medios de comunicación en RSE que, con escasas aunque honrosas excepciones, llenan sus páginas, reales o virtuales, con noticias de acción social, porque son las que les dan las empresas, y porque las empresas quieren que salga eso para justificar lo que hacen.
Por tanto, tercero, las empresas mismas, empezando por (algunos de) sus directivos de RSE, que no saben explicar qué es la RSE y prefieren hablar de acción social, porque eso lo entiende todo el mundo (empezando pro sus propios directores generales, que no se han enterado de qué es la RSE, pero que sí entienden que la acción social les da reputación -en mala hora inventamos esta palabra, referida a la RSE)
Cuarto, las ONGs, fundaciones y empresas sociales, que quieren que las empresas dediquen una parte importante de sus fondos de RSE para la acción social que ellas llevan a cabo.
Aquellos polvos trajeron estos lodos. Ahora nos costará mucho remontar. ¿Habrá que buscar otra palabreja?
Era lógico. Igual que la calidad corre el riesgo de quedarse en la lucha por mantener el certificado, sin influencia real en el sistema de gestión de la empresa, RSE puede acabar en una declaración de principios y fórmulas más o menos entretenidas de ‘compromiso social’.
En ambos casos, creo que la deficiencia proviene del mismo error: la falta de implicación real de la dirección en la Calidad o en la RSE.
Si no forma parte del sistema de gestión, con indicadores en el cuadro de mando, creo que la RSC acaba siendo como esas actividades outdoor que nunca he entendido, destinadas a fomentar la cohesión de los equipos a base de costaladas o chapuzones…. Fuese, y no hubo nada.
Interesante apotación y totalemente cierta, Antonio. Tan sólo discrepo en la última parte, en que comparas a ONGs y fundaciones con empresas sociales y dices que todas ellas desarrollan acción social. En mi opinión, las empresas sociales para la emprendeduría lo que la RSC (a la verdadera) para las empresas, así que hay que tener cuidado cuando las comparamos. Gracias!!
Muy claro e incisivo. Suelo decirles a mis alumnos de la UMA que la acción social no estorba, pero que en mi opinión le hace más mal que bien a la RSE. Si la acción social es solo el primer paso para introducir valores más humanistas y redistributivos en la empresa, es aceptable, pero la mayoría de las veces no es más que una cortina de humo que esconde una forma de hacer negocios que no ha mejorado un ápice su ética. Como los empresarios del XIX grandes explotadores y destacados filántropos (una vela a Dios y otra al diablo, se entiende)