La actitud de muchas personas hacia las empresas es de sospecha sistemática. ¿No serán unos ladrones? ¿Acaso no están contaminando el medioambiente? ¿De verdad se esfuerzan por respetar los derechos humanos? Lo la responsabilidad social, ¿no será un cuento chino para explotar más a los trabajadores o a los consumidores?
En la moral tradicional se suele hablar mucho de la colaboración al mal, cuando alguien hace algo más o menos bueno o indiferente, que puede tener efectos moralmente reprochables, porque colabora al mal que otra persona lleva a cabo. Bueno, si nos ponemos en este plan, me parece más atractivo considerar primero los bienes que uno hace: la colaboración al bien. Claro que hay que tener en cuenta si alguien ayuda a otro hacer algo malo. Pero esto no nos da derecho a ser sistemáticamente críticos. El vaso suele estar medio lleno.