Hace un tiempo escribí sobre «La ética de los jóvenes» (aquí), a propósito del libro «Lost in translation: The dark side of emerging adulthood», de Christian Smith. El libro sigue dando que hablar. Recuerden el tema: los valores de la juventud actual norteamericana (que no tiene tantas diferencias con la nuestra). Leo un interesante post en MercatorNet, a cargo de Thomas Lickona («Lost in transition III: A collective challenge»: aquí, en inglés).
Lickona se pregunta qué podemos hacer. Primero se fija en la sociedad y en sus representantes, los políticos. Su diagnóstico es poco optimista: ¿podemos confiar en unos ciudadanos individualistas y en unos políticos corruptos la solución de los problemas morales de nuestra juventud?
Lógicamente, su atención se centra entonces en las instituciones de «nivel medio»: escuelas y universidades. Y baja después al «nivel micro de la vida social»: la familia. Y se pregunta si tenemos las familias que necesitamos para resolver aquellos problemas, especialmente las familias desestructuradas y rotas.
Pero quiero fijarme en el último nivel que señala: los propios jóvenes. «Sería un error caer en una especie de determinismo sociológico que presenta a los jóvenes adultos simplemente como víctimas de instituciones sociales fracasadas y de fuerzas macrosociales que están fuera de su control. Incluso en una cultura podrida (…) hay muchos jóvenes que son capaces de pensar claramente, que no se emborrachanm, que tienen un estilo de vida casto, que hacen trabajos voluntarios en su comunidad y que aspiran a provocar una diferencia en el mundo». Quizás tendríamos que saber ponerles retos exigentes.
No hace falta que les pongamos retos exigentes!, quizas son ellos lo que se lo deben poner. Quizas dejemosles que hagan! No pongamos nada, mejor no les reprimamos, dejemos que destruyan, modifiquen, cambien, apartémonos de su camino. Dejemos el suyo! solo así podran ser responsables ante sus hijos!, pues quizas nosotros no lo podemos ser (responsables) por que otros nos marcaron el camino! para su provecho propio!
Estimado Sr, es la primera vez que escribo en su Blog, pero le leo hace un tiempo. Quería opinar sobre este último post que me parece muy interesante, y esperanzador en cuanto a la fe que indica sobre la juventud.
En unas circunstancias como las que nos encontramos, con una sociedad trementadamente perdida – en mi opinión es la decadencia del sistema capitalista. Sin embargo, estoy muy de acuerdo con usted en que otra juventud es posible, y que ésta existe. Acabo de empezar a colaborar con Cruz Roja como voluntaria (tengo 32 años me considero por tanto, joven). Alli veo cuánta gente siente una inclinación de ayuda y servicio a la comunidad de forma desinteresada. De todas las edades, contribuyen con su grado de arena y lucha por que la sociedad sea mejor. Es una lástima que esto no salga en las noticias. Estamos faltos de éstas. Probablemente estariamos más esperanzados en la raza humana.
Le invito a ver este LipDub hecho por los voluntarios de la Asamblea de Cruz Roja Almeria.
http://www.youtube.com/watch?v=7B2u2e8ILoA
Muchas gracias, Josefa. ¡Claro que hay mucha gente buena!