Reconozco que el título de este post es muy poco atractivo. Suena a persona anciana quejándose de que los jóvenes ya no se portan bien, que esto es un desastre, que a dónde vamos a ir a parar,… Y no quiero ser negativo.
Pero llevo un tiempo pensando en eso, en qué aprenden nuestros jóvenes. Y hoy he leído, no me acuerdo dónde, que la gente aprende, con sus hábitos, a vivir tanto las virtudes como los vicios. Y paseando por las calles de la ciudad he visto muchos grafitti. Y se me ha ocurrido pensar: esos «pintores» nocturnos, ¿son conscientes de que están haciendo daño a la propiedad de otras personas, pública o privada? Técnicamente no son ladrones, porque no roban, pero… sí algo parecido. Supongo que serán incapaces de meter la mano en el bolso de una señora en el autobús, pero estropean las paredes, las puertas y los coches (sobre todo las camionetas aparcadas en la calle) de otros ciudadanos.
Supongo que hay en esto mucho de conducta gregaria: salimos los amigos a «pintar» por la noche, nos vamos jaleando, «mira lo que me ha salido», «échame una mano: tú empieza por la derecha y yo lo hago por la izquierda»,… Y me acordaba de lo que contaba un directivo de una gran empresa multinacional, culpable (por omisión) de muertes accidentales (o no tan accidentales): todo estaba preparado para resolver los problemas desde el punto de vista técnico; los procesos estaban muy bien diseñados, y no dejaban lugar para la consideración moral; yo solo podía preguntarme por esa dimensión moral los domingos en mi casa, pero los domingos estaba tan harto del trabajo que no quería pensar en lo que había hecho, o lo que había dejado de hacer durante la semana.
Te propongo una cosa. hazte un plantilla con una imagen curiosa. Compra un spray y un domingo por la mañana
Estas algo espeso, resulta que «sólo» ves «grafittis» como aprendizaje de los jovenes! Los que recibes en tus aulas (algo ya majorcitos) que pintan? que grafitan, firman o solo reafirman los que «otros» ya han firmado?. Seran gregarios? buscan algo nuevo? o simplemente Siguen «la corriente»? Y sus padres?