Expansión de hoy, versión en papel, incluye un artículo en el que anuncia que «El ¡número dos’ de CEOE admite que la patronal está anticuada». ¡Albricias! Debería ser, dice Arturo Fernández, más ágil, moderna e independiente. Sigue siendo, añade el vicepresidente primero de la CEOE, un actor esencial para salir de la crisis porque crea empleo. El argumento no me convence: la CEOE no crea empleo, lo crean las empresas que son sus socios; lo que se espera de la CEOE no es que cree empleo, sino que ayude a sus empresas a hacerlo. Y me temo que no lo hace.
Es curioso observar cómo las empresas se preocupan de su buena salud, del cumplimiento de su misión, de la reducción de sus costes y del crecimiento de sus ventas, y la CEOE ha tenido que llegar al quinto año de la crisis para decidir que necesita modernizarse, dinamizarse, adelgazar, perder grasa y acomodarse a los tiempos. ¿Es una casa sin dueño? ¿Se planteará alguien la renovación de sus funciones? Al menos, Arturo Fernández propone suprimir las subvenciones públicas de las organizaciones empresariales y sindicales (otra gran tribu de dinosaurios). ¡Bendita crisis, si ayuda a la patronal y a los sindicatos a actuar de otra manera!