En la sesión de ayer a la que me refería en mi blog (ver «Dos ideas sobre la recuperación», aquí), me preguntaron si no sería bueno relanzar la obra pública para crear ocupación. Contesté que debe ser una idea magnífica para el sector, pero que no conviene a la economía nacional. Primero, hay que oir los intereses de todos, no solo los de un sector, por muy creador de empleo que sea. Segundo, estamos ante un cambio de modelo; uno de los problemas del modelo anterior es que pusimos demasiado énfasis en un conjunto limitado de sectores, que están ahora sobredimensionados, y si queremos salir insistiendo en esos sectores, repetiremos el error.
Miquel Puig trata también de este tema en «La plaga keynesiana«, en el diario Ara (en catalán, aquí). Recuerda la insistencia con que aparece este tema en la prensa, recientemente. Podríamos añadir dos noticias más, de hoy mismo: «Los contratistas proponen los ‘hispabonos’ para pagar las obras» y «La CEOE propone un plan quinquenal de infraestructuras de 80.600 millones». Puig recuerda que la propuesta keynesiana (impulsar las obras públicas) se repite en todas las recesiones, y que la propuesta keynesiana no tendría validez hoy, porque nuestro gobierno tendría que endeudarse para conseguir ese dinero, dándole prioridad sobre otros usos, aumentando la presión sobre la deuda española y la prima de riesgo, para conseguir un aumento del empleo que sería insostenible. Recordemos el plan E, que pretendía precisamente eso. Ahora no tenemos el optimismo de 2009, y estamos en una situación financieramente peor.
Ya he dicho otras veces que propuestas del tipo de «este plan crearía no sé cuántos miles de puestos de trabajo» no están bien planteadas, si no tenemos en cuenta todos los puestos de trabajo que dejarían de crearse con otros planes alternativos, así como los efectos a largo plazo del plan.
Estoy de acuerdo en que hay que escuchar los intereses de todos, y no sólo un sector, sin embargo, crea puestos de trabajo. Además, se trata de un cambio de paradigma, uno de los problemas del modelo anterior es que ponemos demasiado énfasis en un conjunto limitado de sectores, que ahora son de gran tamaño, y si insistimos en salir de estas áreas.
«si no tenemos en cuenta todos los puestos de trabajo que dejarían de crearse con otros planes alternativos, así como los efectos a largo plazo del plan» y los puestos de trabajo que dejan de crearse por los impuestos con los que terminará pagándose el plan (la gente gastaría ese dinero, las empresas podrían usarlo para invertir, etc.).