Bueno, no son los «mercados«, sino los economistas que intentan explicar por qué los mercados actúan como actúan (sin olvidar que los mercados también leen a los economistas y, claro, se arman un lío).
En el fondo, los mercados actúan siempre buscando un equilibrio entre rentabilidad y riesgo. Cada nueva noticia que llega se valora desde ese punto de vista. ¿Aumenta la rentabilidad esperada de ese activo, digamos, la deuda pública española? ¿Disminuye su riesgo? Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, compran, sube el precio de los bonos y baja su tipo de interés; si es negativa, venden.
Cada día llegan miles de esas noticias a los mercados y, claro, cada día se producen reacciones en un sentido u otro. De paso, cada uno mira la reacción de los otros, porque ahí tiene algo que aprender: los demás deben haber visto un riesgo que yo no he visto,… por ejemplo. O nada que aprender, pero sí algo que aprovechar: si los demás venden ahora y baja el precio, es buen momento para vender, porque podré volver a comprar dentro de poco tiempo, a un precio más bajo.
Luego viene el comentario de los economistas, que dicen que «los mercados piensan esto o lo otro», pero que, con más frecuencia, dicen que «yo pienso esto y lo otro y, claro, los mercados también lo deben pensar». ¿Qué piensa ahora, sobre la deuda española? Que hay un riesgo de implementación alto, por la resistencia popular a las medidas de austeridad. Que la recesión puede ser más profunda de lo que pensábamos (los economistas). Que las Autonomías pueden no controlar adecuadamente su déficit. O que el gobierno quizás no está del todo comprometido con el cierre del déficit.
Me parece que, en el fondo de todo eso, lo que hay es una visión errónea de la economía. Si fuese una ciencia exacta, entonces todo sería más fácil. El gobierno baja el gasto, se reduce el déficit y mejora la prima de riesto. Ya está. Del mismo modo que si tiro la pieda por la ventana, dentro de unos segundos impacta en la calle a una velocidad predecible y conocida. Pues la economía debe ser así, ¿no? Un colega, a quien le dieron el premio Nobel hace unos años, dijo una vez que si supiésemos exactamente las condiciones de partida de una situación, las predicciones económicas serían absolutamente exactas. Bueno, gracias a Dios las cosas no son así. Aún queda un margen de libertad en las decisiones humanas.
Pero las cosas cambian mucho más despacio de lo que nos gustaría. Si los físicos tuviesen que esperar medio siglo a comprobar si la piedra llegó a la calle como la ley de la gravedad predice, también ellos se pondrían nerviosos. Moraleja: alguien dijo una vez que «menos mirar a la calle y más leer los periódicos». Yo diría lo contrario: disfrutemos de las vacaciones, y no hagamos demasiado caso de los medios de comunicación. Salvo que usted viva de comprar y vender la deuda pública española, con la esperanza de beneficios a corto plazo, claro.
estimado la economía es una ciencia que trata de la administración de los recursos solo eso . .
«Si fuese una ciencia exacta, entonces todo sería más fácil.»
Bien lo dijiste Antonio, a veces ahí esta el punto, clave, que muchos economistas van sobrados de ignorancia y lo olvidan.
La economía es una ciencia social señores!