«España espera que los inversores extranjeros se lleven los activos inmobiliarios de los bancos» (aquí, en Bloomberg, en inglés). La noticia hace referencia a unas declaraciones recientes de Luis de Guindos, que espera que los bancos se liberen de esos activos. El motivo es el que digo en el título de esta entrada: a los bancos no les interesa quedarse con activos de difícil venta, cuya administración grava su negocio y les impide mostrar unos balances claros, capaces de atraer a nuevos inversores. Al final de todo este proceso está la esperada recuperación del crédito.
El proceso va a ser lento, porque ahora está estudiando el Ministerio las reglas de formación de esas entidades que se queden con los inmuebles no vendidos, más los créditos dudosos y las promociones sin mucho futuro. De Guindos dice que esto no necesitará dinero público. Este mensaje es necesario para que los mercados no se preocupen más aún con la evolución de la deuda pública española. Será verdad o no, según los bancos hayan conseguido reflejar un valor razonable de mercado para sus inmuebles, promociones y créditos dudosos, después de las medidas de febrero sobre las nuevas provisiones.
Es una lástima que, a esas alturas, todavía estemos dando vueltas a qué hacer con unos activos que en 2007 eran, según el gobierno, una maravilla de calidad, y que, desde entonces, han ido deteriorándose, ante la pasividad del Banco de España, la falta de decisión de los gobiernos y el esfuerzo positivo de los bancos por mirar hacia otro lado.