Ayer estuve reunido con los Antiguos Alumnos del IESE en Santiago de Chile, en una sesión del Programa de Continuidad. Estaban verdaderamente animados a preguntar y discutir sobre la situación económica, bajo el título ‘Por qué la crisis económica es diferente en Europa’. Al final, como es lógico, centramos la discusión en España. Todos conocen bien nuestro país (han estudiado en algún programa del IESE en Barcelona o en Madrid) y están bien informados.
Yo intenté explicarles por qué la crisis financiera es diferente en Europa. Les llamó la atención una explicación, cuya autoría es de mi colega Juan Jose Toribio, de por qué se creó el euro: no fue por una decisión política, como dicen los economistas norteamericanos, sino por la conveniencia o necesidad de tener una moneda estable, como condición para el desarrollo de un área de libre comercio y libre circulación de personas y capitales.
Me llamó la atención también la defensa cerrada que algunos de ellos hicieron de la conveniencia de que España salga del euro, devalúe, deje de pagar su deuda si hace falta, y vuelva a crecer, después, eso sí, de un formidable batacazo en términos de caída del PIB. Las razones que daban son históricas: los argumentos que damos ahora en España contra la salida del euro son los mismos que se daban en Chile hace treinta años. Y, según contaban ellos, no les fue nada mal.
Les dije que prefería probar a ver si con las reformas, seguramente mucho mas drásticas que las hasta ahora tomadas en España, podíamos tener el mismo éxito que ellos. Porque las circunstancias de España en la Unión Europea son muy distintas de las de Chile en los ochenta. Y porque la excusa de la devaluación serviría, sin duda, para no llevar a cabo las reformas que necesitamos, sí o sí, para un crecimiento futuro sano.