Esta tarde he escuchado a Nicolás Majluf, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en un congreso en Santiago de Chile sobre ‘La persona en el corazón del desarrollo’. Me ha gustado un breve listado de retos de la empresa, en el ámbito de los recursos humanos. Nicolás estuvo unos meses en el IESE, hace ahora 23 años, como hemos recordado juntos. Como es lógico, el ponía especial énfasis en la situación económica y social de Chile:
- Dar sentido al trabajo. No que las empresas deban dar sentido al trabajo que ofrecen, sino ofrecer trabajos a los que los empleados puedan encontrar un sentido. Esto tiene mucha miga.
- Crear relaciones de confianza mutua, incluyendo una compensación justa. Lo de la confianza ha aparecido una vez y otra en el Congreso.
- Proveer de educación y capacitación a los empleados. Nicolás daba a este tema una especial significación social: la educación es un tema que ocupa el interés de los chilenos, porque la consideran como el motor del ascensor social, que funcionó muy bien en el pasado y ahora se ha interrumpido. Los anuncios de universidades, institutos y centros educativos aparecen por todas partes, y el tema es de frecuente comentario, sobre todo entre empresarios.
- Ejercer un eficaz liderazgo ético, que Majluf identificaba con poner a la persona en el centro de atención de las empresas. Ese era el tema del Congreso, como ya he dicho.
- Facilitar el equilibrio entre trabajo y responsabilidades familiares.
- Cuidar el medio ambiente.
- Contribuir a superar la pobreza. Este tema es recurrente en toda América Latina, donde el concepto de Responsabilidad Social desemboca siempre en la discusión de la tarea de la empresa como transformadora social. Conviene tener en cuenta esto cuando oímos decir, sobre todo en Estados Unidos, que la Responsabilidad Social es única en todo el mundo.
Antonio Argandoña es Profesor Emérito de Economía del IESE.