Volví de un viaje ayer leyendo un artículo de Daron Acemoglu, profesor del MIT, titulado «El mundo que heredarán nuestros nietos: la revolución de los derechos y más» (aquí, en inglés). Acemoglu trae a la memoria un artículo de Keynes sobre el mismo tema. Lo que hace es, de hecho, recoger lo que él considera los principales cambios operados en el mundo en el último siglo:
- El más importante es el que él llama la revolución de los derechos: la floración y extensión de los derechos políticos en todo el mundo, que él relaciona con los otros cambios.
- La extensión de la tecnología.
- Un crecimiento económico formidable.
- Pero ese crecimiento ha sido desigual.
- La transformación del trabajo y de los salarios. Se fija, sobre todo, en el desplazamiento de muchos empleos a países emergentes y en la desaparición de trabajos poco cualificados, manuales y de rutina en los países desarrollados.
- La revolución de la salud.
- La extensión de la tecnología más allá de cualquier frontera.
- Guerras en un siglo tumultuoso, también con paces largas.
- Desarrollos políticos contra la Ilustración, principalmente de carácter religioso.
- La explosión de la población.
Podemos estar de acuerdo o no con los cambios que identifica Acemoglu. Lo interesante es, sobre todo, cómo relaciona unos acontecimientos con otros, sobre todo a partir de una idea central: hay instituciones inclusivas, que facilitan la participación de todos y el desarrollo de oportunidades, y otras exclusivas, que llevan al dominio de elites políticas o económicas. Las primeras facilitan el crecimiento, las segundas lo frenan (con algunas excepciones). Y acaba con la esperanza de que nuestros nietos tengan una vida mejor que la nuestra.