Copio de un antiguo papel de Knowledge@Wharton. «Hace varios años, mientras visitaba las instalaciones regionales de Lee Hecht Harrison, una empresa global de servicios, el entonces presidente, Stephen Harrison, fue interrumpido por ‘Ray’, su director de operaciones. ‘No ha saludado a la recepcionista’, le dijo Ray, y le explicó qué debía hacer en lo que llamaba ‘los dos minutos de cotilleo’. Ray se presentó a sí mismo y preguntó a la recepcionista acerca de los problemas de tráfico mientras iba al trabajo y sus impresiones acerca de la compañía. Y luego explicó a Harrison: ‘Una recepcionista es como el conserje de la empresa. Ella habla con más gente importante -proveedores, clientes, incluso presidentes de compañías- en un día que usted llega a saludar en un año».
He utilizado muchas veces este ejemplo (reconozco que no siempre con toda la fidelidad del caso) para explicar qué significa que la Responsabilidad Social es tarea de todos. Si la recepcionista no entiende qué significa atender al cliente, preocuparse por el medio ambiente o mover a los proveedores a que actúen éticamente, estará haciendo un mal servicio a la empresa. Y esto no solo por eficiencia o rentabilidad, como, probablemente, pensaba Ray, sino porque eso es lo que se espera de la empresa… y de todo su personal.