Sindicatos contra consumidores

Leo un divertido blog (en inglés, aquí) del IREF (Institute for Research of Economics and Financial Issues; perdón, pero es un blog liberal: ¿quién se atrevería a meterse con los sindicatos hoy?) sobre un rifi-rafe que ha ocurrido en Portugal entre los sindicatos y los partidos de izquierda, de un lado, y una cadena de supermercados (Pingo Doce, que no estoy seguro si se podría traducir como «Gota dulce»), de otro. La cadena ofreció el día 1 de mayo una descuento del 50% a todos sus clientes que gastasen más de 100 euros, un salario triple del normal para los empleados que trabajasen ese día (lo previsto para el trabajo en festivos es el doble), la promesa de tener abiertas las tiendas mientras quedasen clientes por servir, y una cena para sus empleados al acabar. Ahora, pónganse ustedes en la piel de una familia portuguesa golpeada fuertemente por la crisis, e imagínense su reacción. La policía tuvo que intervenir para poner orden en las multitudes que fueron a solucionar sus problemas económicos en el supermercado, justo al día siguiente de haber cobrado su pobre salario.

Pero no se pierdan la reacción de los sindicatos y de los partidos de izquierda, que veían boicoteadas las manifestaciones del Día del trabajo. La «izquierda del caviar», como la llama el autor de la entrada, salió inmediatamente a protestar por lo que consideraban una falta de respeto a los consumidores y a los trabajadores. La opinión pública pensaba de otra manera, con titulares como «Pingo Doce destroza a los sindicatos, el partido comunista y el bloque de izquierdas», «Pingo Doce 15 – Sindicatos 0», o «Primero de mayo: ¿día de los trabajadores o día de los consumidores?».

La historia es larga, pero muestra la reacción patética de los sindicatos, los políticos y los reguladores, pidiendo que los establecimientos deban cerrar obligatoriamente los días festivos y el gobierno controle los inventarios y las ventas, en nombre de los derechos de los consumidores -extraño argumento, pero ya se ve que la lógica sindicalista no coincide con la del hombre de la calle.

«Portugal, concluye el autor, como la mayoría de los países latinos [mediterráneos], es un estado fuertemente paternalista en el que la izquierda ha ganado el debate en los medios de comunicación hasta el punto de que los partidos parlamentarios defienden las políticas intervencionistas (…) Pero como dijo una vez Margaret Thatcher, el socialismo solo es posible hasta que el Estado se queda sin el dinero de los demás. Y Portugal ha llegado hasta ese punto». Y, como el lector entenderá bien, siento una gran simpatía por Portugal, pero a mí lo que me preocupa es España.

2 thoughts on “Sindicatos contra consumidores

  1. Totalmente conforme, el estado de las autonomias se deberia de tener la preucupacion de gestionar correctamente los flujos de dinero entre el estado central y el correspondiente gobierno autonomico
    y encontrar el equilibrio correspondiente teniendo encuenta las funciones que deben de desarrollar cada una de las partes,La cultura del estado paternalista esta muy arreigado en el mundo laboral y es muy dificil arraigar dicha cultura
    l

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