Repasando unas notas de hace un par de años, cuando la recesión de 2009, me he encontrado con una idea que me gustaría transmitiros. No sé de dónde la saqué (esto me pasa con casi todo: ya no me acuerdo de quién la he copiado, pero seguro que no es mía).
Una recesión no es solo el crecimiento negativo del PIB durante al menos dos trimestres, con sus efectos sobre la actividad, demanda, empleo, etc. Es, sobre todo, un desajuste de los planes, compromisos, contratos y relaciones entre agentes económicos que, en definitiva, se basan en expectativas de esos mismos agentes. Por ejemplo, el auge de la construcción en España se basó en supuestos como que las familias mantendrían sus ingresos a largo plazo, que los bancos tendrían acceso a la financiación de los mercados internacionales, que los compromisos de devolver las hipotecas se podrían cumplir, al menos para la mayoría de los ciudadanos,… Pues bien, la recesión es la ruptura de todo eso, agravada por el hecho de que cada agente reacciona a sus intereses y preferencias, a su información limitada, a la incertidumbre,…
Y obliga a ajustar precios (los de la vivienda, por ejemplo), planes, contratos, compromisos (lo que ocurre muy lentamente),… El gobierno puede tratar de incrmentar la demanda agregada, pero no puede acelerar esos ajustes (al menos, no puede con sus instrumentos convencionales), y muchas veces los retrasa y dificulta. Lo que puede tener consecuencias importantes. Por ejemplo: las medidas keynesianas de aumento de la demanda agregada vía gasto público no son capaces de corregir esos desajustes, pero las reformas pueden facilitarlos.
Cuanta razón tienes Antonio,
Las medidas del señor Keyn entendidas como abrir zanja y cerrar zanja a la espera de que pase el temporal para mantener la actividad económica, empleabilidad de la población activa e inyectar dinero en el sistema fracasa al incorporarar el riesgo de no volver a arrancar a la prima país.
La visión más avanzada de invertir en elementos productivos que mejoren la competitividad tampoco acaba de funcionar. El problema principal de esta política es que gastar un gran volumen de capital en poco tiempo y decidido por gente fuera de la actividad productiva hace difícil que se acierte a hacer inversiones que mejoren la productividad ( esto haría al país más competitivo y haría subir el PIB de forma sostenible y sin burbujas).
En fin si no se apoya decididamente a los emprendedores y las empresas competitivas no hay nada que hacer.
Un abrazo.