Perdón por volver sobre el tema, pero cayó en mis manos un breve artículo de Anthony de Jasay en la Librery of Economics and Liberty, titulado «Two ways, but where to?» (aquí, en inglés).
Jasay se refiere a la propensión de Paul Krugman y otros keynesianos por el gasto público sin límite, bajo el mantra «mi gasto es tu renta»: el gasto del gobierno es el ingreso de sus ciudadanos; por tanto, bienvenido sea para relanzar una economía en recesión. Pero Jasay recuerda que esto es verdad solo en una economía cerrada. En una economía abierta, el gasto de uno puede ser el ingreso de otro… en otro país. Y, por tanto, no contribuir a sacar a una economía de la recesión.
Jasay añade tres argumentos adicionales. Uno es el del servicio de la deuda: la carga de intereses que habrá que pagar por esa deuda es, ahora, una carga real, porque hay que pagarla a otro país.
Otro es el de la balanza de pagos: gastar más sin ahorrar más es incurrir en déficit por cuenta corriente (o, en el mejor de los casos, reducir su superávit).
Y el tercero es muy propio de un liberal como Jasay (y que yo participo): la tendencia innata del gasto del gobierno a crecer, si no se hace nada para contenerlo.