Cayó en mis manos un interesante estudio de Sven R. Larson sobre la austeridad fiscal, con el título que he puesto a esta entrada, para el Wyoming Liberty Group (aquí, en inglés). No estoy de acuerdo con todo lo que dice, pero contiene algunas ideas interesantes, que quiero compartir con vosotros.
- La crisis actual es una crisis del Estado del bienestar, causada por un crecimiento de los derechos de los ciudadanos por encima de los medios para financiarlos. Y esto vale para Estados Unidos lo mismo que para Europa.
- Las medidas de austeridad son la última tabla de salvación del crecimiento del Estado. Y están condenadas al fracaso.
- Las políticas de austeridad, como las que vemos en las economías europeas, se suelen tomar en estado de pánico, que no es el más apropiado para actuar con sensatez.
- Una de las consecuencias de las políticas de austeridad es que los problemas que tratan de resolver agravan esos mismos problemas: la reducción del gasto público lleva a más caída del producto, y el aumento de los impuestos a una reducción de la recaudación. La consecuencia de todo esto es un aumento de la propoción del gasto público sobre el PIB, que es, dice, la causa misma de la crisis.
- La solución no está en la ayuda exterior, dice Larson, sino en combatir sus causas, es decir, el excesivo peso del Estado en la economía. Detrás de esta afirmación está la idea de que la reducción del gasto público sin un esfuerzo positivo por aumentar el protagonismo del sector privado solo consigue reducir el PIB y aumentar la necesidad de gasto social.
- «Cuando el sector privado tiene un punto de vista positivo sobre el futuro, está más dispuesto a asumir riesgos y más deseoso de invertir en nuevas industrias y sectores de la economía. Este es también un buen momento para poner en marcha reducciones eficientes del gasto público. Se trata de cortes presupuestarios que sustituyen la acción del gobierno con soluciones del sector privado, como salud, educación, retiro y bienestar».