Vuelvo sobre un tema que he tratado ya otras veces, y que me parece importante: el conflicto entre crear valor para el futuro y mantener el «valor» creado en el pasado (y pongo este segundo «valor» entre comillas, porque, probablemente, no era un verdadero valor).
Leo en la prensa que los promotores inmobiliarios están enfadados con los bancos, porque estos están bajando el precio de sus activos inmobiliarios, porque necesitan venderlos (porque lo imponen las recientes normas del Minsiterio de Economía y porque necesitan desapalancarse rápidamente). Me parece que este enfado refleja bien el conflicto que señalaba antes. Los bancos creyeron crear «valor» al conceder crédito a los promotores y constructores, que pensaron crear «valor» al comprar terreno y construir viviendas. Pero ese «valor» resultó ser insostenible, porque no se había pensado en el largo plazo: el excesivo énfasis en los beneficios a corto plazo puede llevar a la destrucción de valor del de verdad, sobre todo si entendemos por valor algo más (mucho más) que unos sabrosos dividendos a corto plazo.
Lo importante ahora es mover los recursos hacia los sectores o empleos donde pueden ofrecer rendimientos mucho mayores, en forma de producción, creación de empleo y rentas y apertura de oportunidades. Y esto se consigue, en el sector inmobiliario, con una rebaja rápida del precio de las viviendas, para venderlas a nuevos compradores que puedan pagarlas. Pero la rebaja de precios es incompatible con el mantenimiento del «valor» supuestamente creado, y que se mantiene en libros porque, si no, habría que reconocer una pérdida dolorosa.
La destrucción de valor (y no solo valor económico) se ha hecho evidente en la actual crisis financiera y económica. Las empresas han despedido a millones de trabajadores, muchas fábricas se han quedado vacías y los proyectos de construcción se han quedado sin acabar. Pero más que una consecuencia de la crisis, esta es su causa: la destrucción de valor que ha venido ocurriendo desde hace décadas. Y ahora, cuando la crisis se manfiesta con toda su fuerza, entramos en una fase en la que la gente encuentra cada vez más difícil sostener lo que ha resultado ser insostenible.
Mover recursos siempre es doloroso, porque, claro, las personas son uno de esos «recursos», el principal de ellos. Pero la estrategia de «mantener el empleo» a toda costa no es la más adecuada, al menos cuando se espera que la crisis no sea corta y suave. Es difícil, pero no pocas empresas han aprendido a adaptar sus «recursos» a las nuevas circunstancias, aprovechando las oportunidades sin crear excesivos pesos muertos. Es difícil, pero un directivo no se gana un buen sueldo simplemente repitiendo lo que hizo en el pasado, sobre todo si le dio malos resultados.
Todo este desmantelamiento del Sector Inmobiliario,
entre todos la mataron y ella sola se murió.
Creo que aplicando «ratios» que es lo que nos gusta
a la hora de analizar, yo diria que como la culpa es el familiar que nadie quiere la distribuiria asi:
Banco de España , Bancos y Cajas de Ahorro 50%
Promotores Inmobiliarios 20%
Autoridades Municipales y Autonomicas 20%
Compradores de «chollos» y antes de estrenar
vender con un beneficio apañao 10%
¿Muy claro? Yo no lo veo tan claro. Hacernos creer que los ciudadanos tenemos la culpa de la crisis por querer vivir por encima de nuestras posibilidades, ya no me resulta simplemente patético, es cínico.
Las democracias se construyen sobre dos principios: el principio de igualdad y de autogobierno, las dos cosas las hemos perdido con esta economía neoliberal y la política conservadora.
Yo más bien diría, y me baso en hechos reales, que la crisis fue provocada por aquellos que persiguiendo un exclusivo beneficio a corto plazo, hicieron de las finanzas un coto opaco sin relación con la economía real. Hablo de grandes empresarios, políticos corruptos, comunidades y ayuntamientos endeudados hasta el cuello por gastar más de lo que tenían. Y la explosión inmobiliaria entre otros.
Hablo de cinismo, porque parece mentira, que personas que se califican así mismas de católicas, cristianas o creyentes, sean tan hipócritas, despiadadas con sus pobres (por lo que nos saltamos la constitución a la torera).
Nació el poder fáctico de los mercados, y estos, aprovechando la Gran Recesión (que ellos mismos han creado) reducen los beneficios sociales, los derechos y las conquistas que nos hicieron ciudadanos ( derechos civiles, políticos y económicos o sociales) y aprovechando el desconcierto nos hacen retroceder, sustentando la falsa alternativa entre eficacia y solidaridad.
No nos convencen. Los ciudadanos no hemos creado la crisis, no nos hemos enriquecido a costa de hundir el pais y desde luego la austeridad pura y dura no sólo no nos sacará de ella si no que acabermos en el fondo del pozo.
muy claro