Leo un artículo de M.A. Delmas y V. Cuerel Burbano, sobre el lavado de imagen ecológica (aquí, en inglés), de empresas «marrones» (brown, sucias), que se presentan como «verdes» (green, limpias). Hace una clasificación de las razones que impulsan a esas empresas a mentir en sus comunicados sobre sus políticas medioambientales y sobre los resultados de las mismas.
- Las regulaciones poco exigentes y la poca presión para aplicarlas están detrás de la mayoría de casos.
- Presión de activistas, organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación, que suelen llevar a anunciar unos éxitos que no existen.
- Motores basados en el mercado: demandas de los consumidores y de los inversores, y actuaciones de la competencia.
- Motores de la organización: características de la empresa (si es grande y en sectores más sensibles, como los de bienes de consumo, hará más declaraciones mentirosas), estructura de incentivos y cultura (al final, la gente hace aquello para lo que le pagan), efectividad de la comunicación interna (las barreras a la comunicación fomentan el greenwashing) e inercia organizativa (cuando es difícil cambiar las rutinas).
- Drivers personales: el sesgo optimista (del que piensa que las cosas son mejores de lo que parece), marco reducido de toma de decisiones (cuando uno no cuenta con los demás a la hora de hacer o decir algo) y tasa hiperbólica de descuento (porque el futuro lejano cuenta mucho menos que el futuro inmediato).