Promesas estúpidas

Leo en una carta al Financial Times del jueves 13 de septiembre (aquí, en inglés, claro), a propósito de unas declaraciones del CEO de Barclays, Anthony Jenkins, anunciando que «nuestra conducta ética será, a partir de ahora, una prioridad. Todas nuestras actividades futuras serán examinadas de acuerdo con su impacto en la reputación, además de su rentabilidad». Ron Sears, el autor de la carta sugiere al lector que imagine que estas declaraciones las hace el director de calidad de la leche infantil que usted da a su hijo, o el administrador de la residencia en la que usted tiene ingresada a su madre, o el director de fabricación del marcapasos que usted tiene implantado,…

«¿No estaría usted de acuerdo, agrega, que sus clientes tienen derecho a suponer que todos sus empleados cumplen unos estándares éticos básicos, desde el primer día de su incorporación a la plantilla de la empresa? ¿Y otro tanto de la compañía en su conjunto, desde el día en que fue creada?». «Si Mr. Jenkins y sus muchos colegas en la industria financiera no entienden la ingenua estupidez de afirmaciones como las de más arriba (…) nunca entenderán o crearán una estrategia viable para ganar la confianza de sus clientes». Quizás es verdad lo que decía Groucho Marx (y cito de memoria): «lo más importante es la honradez y la integridad. Si puedes fingirlas, lo habrás conseguido».