Mi colega del IESE Nuria Mas me pasa información sobre el informe Best Care at Lower Cost del Institute of Medicine, una organización sin fines de lcuro que forma parte de la National Academy of Sciences de los Estados Unidos. El documento recoge información sobre el crecimiento del gasto sanitario en aquel país, que no es muy distinto del nuestro, y que ha despertado, como en el nuestro, el temor a que ese gasto se convierta en insostenible.
Lo que me llama la atención de ese estudio es que alrededor del 30% del dinero gastado en atención sanitaria, pública y privada, en aquel país, se gasta de una manera ineficiente. La conclusión, obviamente, no debe ser que hay que reducir el gasto sanitario en ese porcentaje, porque la probabilidad de que se recorte el gasto eficiente es muy elevada. Lo que hay que hacer, concluye el informe, es encontrar cuáles son las áreas en que se produce ese desperdicio de los recursos: saber qué funciona y por qué, y aplicar luego este conocimiento a la moderación del gasto sanitario.
Si me hago eco de esto aquí es porque nuestro país está necesitando un análisis similar en muchos aspectos del gasto público, desde la sanidad y la educación hasta el seguro de desempleo y las pensiones, pasando por las políticas de infraestructuras y el funcionamiento de las instituciones de investigación,… O sea, menos manifestaciones contra los recortes y más ideas sobre lo que funciona y por qué funciona. Claro que los intereses creados en ese gasto ineficiente no se quedarán quietos -y sospecho que esto tiene mucho que ver con las mencionadas manifestaciones.
Y lo que es aún mas sangrante es que existe una institución oficial para la evaluación de las políticas públicas a la que nadie parece conocer o prefiere ignorar . Para empezar ni sus estudios ni sus conclusiones son publicas ni generan acciones de mejora….. Es bien conocido por otro lado el conjunto de técnicas econométricas para el análisis de eficiencia y productividad que permiten estos análisis.