Antgeayer estuve dando una conferencia en el AESE, la Escuela de Dirección con sede en Lisboa, en cuyas actividades he participado ya varias veces. El tema era, cómo no, la Responsabilidad Social (RS), y el acto lo organizaba la Cátedra que EDP ha dotado en esa escuela.
Ayer recibí un mail del profesor Raul Diniz, que me había invitado, alabando la energía de mi intervención. Entiendo que quería decir que fui agresivo, pero no necesariamente que lo que dije fuese interesante. Pero, sí, quise ser agresivo, porque intenté explicar a mis oyentes, directivos de empresas portuguesas y personas muy implicadas en la RS, que, al final, esa RS nos debe llevar a una reflexión, a la vez personal y colectiva, sobre qué es nuestra empresa, qué quiere ser, qué pretendemos que sea, cómo queremos que nos vean, qué queremos hacer,… y luego, qué hacemos bien, qué hacemos mal, que podríamos hacer mejor,… y luego qué debemos hacer para dejar de hacer lo que hacemos mal, y para hacer mejor lo que ya hacemos bien,…
O sea, la RS no es un modelo de gestión. No es solo un modelo de gestión, o un conjunto de instrumentos. Debe tenerlos y usarlos, pero no es solo eso. Al final, esos instrumentos necesitan un alma, lo que podríamos llamar la pasión por la excelencia, por la responsabilidad social, por el buen gobierno,… Vivan los instrumentos si nos llevan a esa reflexión profunda. Y si, luego, esa reflexión nos lleva a usar los instrumentos del mejor modo posible.
Y perdón por insistir en esto, pero uno tiene derecho a tener manías, sobre todo si piensa que esas manías son buenas para la sociedad, para las empresas, para los directivos, para todos los stakeholders y para las escuelas de dirección.
No le demos más vueltas. La Responsabilidad Social es
actuar con Ética. Y como por fortuna ya han dicho grandes pensadores, la Ética es hacer las cosas bien por el placer de hacer bien las cosas.
Quien no siente este placer interno, no sabe, para desgracia suya y la de los demás a su alrededor , lo que es la Ética y por supuesto lo que es la Responsabilidad Social.
El problema es que se quire instrumentalizar la responsabilidad social para maquillar la reputación generando en muchos casos una disonancia psicopática. En muchos casos se confunde el marketing social con la responsabilidad social. Yo creo que es necesaria pero lo enmarcó dentro del mecenazgo que es más silencioso. No veo mal que la empresa intente devolver a la sociedad parte de la riqueza que ha obtenido. Si además esto está alineado con la cultura de la empresa y las inquietudes de nuestros clientes es perfecto. Como bien dices forma parte de una estrategia más amplia de construcción de una identidad y para que sea creíble debe ser coherente y perdurar. Hoy lo que muchos llaman responsabilidad social no lo es.