Russell Hittinger, de la Universidad de Tulsa, desarrolló ayer una interesante conferencia en el Coloquio «Free Markets with Solidarity and Sustainability: Facing the Challenge» al que he asistido estos días en Washington y al que me he referido en las dos entradas anteriores. Criticó el concepto de subsidiariedad que ha desarrollado la Unión Europea en los últimos años, referido a las políticas que debe llevar a cabo el nivel de gobierno que sea más eficiente (local, regional, nacional o plurinacional).
Lo que Hittinger recomienda es que no se destruya la sociabilidad de las comunidades en las que se produce la intervención. O sea, no basta que esta sea eficiente, sino que tiene que facilitar la sociabilidad en la comunidad. Por ejemplo, supongamos un país en el que las autoridades regionales no están en condiciones de llevar a cabo una política educativa con eficiencia. Parece claro, en este caso, que debe ser el siguiente nivel, el nacional, el que se haga cargo de esa política. Pero Hittinger hace notar que esto deteriora el nivel de sociabilidad en esa región, que perderá la capacidad de desarrollar esa u otra política educativa en el futuro. Es preferible, entonces, que las autoridades nacionales ayuden a las regionales, sin suplantarlas, o que las sustituyan pero solo de manera temporal, facilitándoles que en el futuro puedan hacerse cargo de esas responsabilidades.
Me ha gustado la sugerencia, que, me parece, debería ser tenida en cuenta en los debates actuales sobre la eficiencia o falta de la misma en las acciones de las Comunidades Autónomas en España. Ya se ve que no todo se acaba en un análisis coste-beneficio.