Mauro Guillén hace una entrevista a Enrique Goñi, de Caja Navarra, en Universia (aquí). Me gustan algunas ideas que vierte sobre cómo recuperar la confianza de la sociedad en los bancos. «Después de alcanzar la transparencia total [no se conforma con menos], tenemos que considerar al cliente como ciudadano. La crisis de confianza es una crisis de transparencia. Es muy difícil reconstruir la transparencia si no hay participación. Es preciso promover el interés real de los clientes por el banco. Las personas no quieren sentirse manipuladas (…) ¿Cómo crear un banco que sea amado por sus clientes? La única manera posible consiste en acercarlos a las decisiones importantes. Ellos quieren saber las cosas, quieren participar: ¿cuál es la política de precios? ¿Cómo obtener más productos a una tarifa menor?»
Y llega así a lo que, me parece, plantea una manera nueva de ver la Responsabilidad Social de las empresas: «Desde mi punto de vista, la cuestión principal consiste en saber cómo abrir los derechos de propiedad y compartirlos con el cliente». Me parece que, de este modo, la vincula a un viejo punto de la Doctrina Social de la Iglesia católica: la función social de la propiedad. Porque el derecho de propiedad sobre algo no es un derecho absoluto, sino que lleva consigo deberes, responsabilidades… Y, al final, la Responsabilidad Social se convierte en la responsabilidad social de la propiedad –incluyendo, claro, el capital humano, el social, el tecnológico…