Jacob Funk Kierkegaard escribe en el Peterson Institute for International Economics una interesante entrada titulada «Pensamientos sobre las perspectivas del euro en 2013″ (aquí, en inglés). El grueso del artículo está dedicado a sus pronósticos sobre diversos países de la zona euro. Aquí quiero detenerme en unos comentarios que hace al principio sobre otros economistas.
«El pesismismo nunca pasará de moda, por supuesto (…) El modelo de negocio de algunos ‘mercaderes de riesgos extremos’ sobre el euro parece predecir siempre un desastre para dentro de 18 meses, a fin de asegurar el máximo interés para sus artículos en los medios de comunicación y los mayores ingresos para sus conferencias y sus negocios de consultoría. Algunos comentaristas europeos viven de vender ‘información política’ a los participantes de habla inglesa en los mercados financieros. Para ellos, cuanto peor sea la crisis de la zona euro y cuanto más obstinada parezca la Canciller Ángela Merkel y Alemania, mejor para su negocio».
«En Estados Unidos, los comentaristas liberales como Paul Krugman tienen también un incentivo perverso en declarar el fracaso de la política de austeridad en Europa. Su motivación, quizás defendible, es ayudar a la clase política contra los (desastrosos) planes fiscales del Partido Conservador en Washington. Pocas veces, sin embargo, consideran las desastrosas consecuencias que tendría un política de reflación estructural en las economías no reformadas del área del euro. Lo que no entienden es que, a diferencia de los Estados Unidos, el centro y la periferia de la zona euro sufren por algo más que un ‘problema de falta de demanda'».
«Los economistas de habla inglesa de la City de Londres o de Wall Street pontificarán sobre la ruptura de la zona euro y la prisa de Grecia, España, Portugal, Finlandia y Gran Bretaña por volver a sus monedas nacionales. Estas predicciones se basan en el dudoso supuesto de que (…) los ciudadanos de las economías afectadas de la zona euro tomarán arriesgadas y peligrosas decisiones políticas. Pero en las elecciones de esa zona en 2012, cuando los partidos en el poder fueron expulsados, les sustituyeron gobiernos centristas y pro-europeos«. Esas predicciones simplistas «ignoran décadas de exitosa creación de consenso por la elite europea, y el carácter averso al riesgo de un electorado que está envejeciendo y que es aún próspero».