Reuben Gronau, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, publica en la Israel Economic Review un interesante artículo sobre «La crisis económica reciente: El punto de vista de un microeconomista» (aquí, en inglés). El artículo interesará a los economistas que traten de entender cómo se relaciona la micro con la macroeconomía, a partir de la experiencia de las últimas décadas: enfoques, autores, discrepancias… todo de manera clara y breve. Aquí quiero fijarme solo en un par de ideas, útiles para todos nosotros:
- Las crisis son muy distintas unas de otras, de modo que no podemos identificar fácilmente sus causas ni, por tanto, ofrecer al político recomendaciones concretas sobre cómo prever la crisis y cómo identificarla a tiempo.
- Tampoco podemos predecir el desarrollo de la crisis en el tiempo, por la heterogeneidad de esos fenómenos y su combinación con factores políticos.
Sirva esto, pues, en defensa de la profesión. Pero esto no obsta para que los economistas debamos aprender algo: Gronau acaba con una frase de Mankiw, tomada de un artículo del año 2000: «Mirando hacia el futuro, la humildad y la competencia siguen siendo ideales a los que la macroeconomía puede aspirar».
El artículo empieza con una divertida comparación: Gronau describe un gran incendio que se produjo en nuestro barrio, favorecido por el mucho material combustible que se había ido almacenando y por la concentración de viviendas en la zona. Algunos inmuebles sobrevivieron, pero otros trendrán que ser demolidos. Gronau parece que habla de familias o de países, pero, de hecho, se está refiriendo a las ramas de la ciencia económica. La casa de los microeconomistas salió indemne, al menos en comparación con los daños sufridos por sus vecinos, los macroeconomistas y sus parientes, los economistas laborales, los de los mercados financieros, etc. «Al final, dice, fue sobre todo la moral la que se vio más afectada» (no se refiere a la ética, sino al estado de ánimo).
debo no coincidir con el planteo de fondo , cuando asesoran empresas , gobiernos ,bancos , agentes de bolsas , los economistas son la bruja que te lee el futuro y te muestra tu buenaventuranza segun si sigues esto , asi vemos en la historia , la teoria del rebalze economico como herramienta de aumento de sueldos , asi vemos la teoria de las privatizaciones extremas , confiando estructuras de empresas funcionales a empresas externas que luego las desguazaron y se apropiaron de su mercado, asi vemos la reserva fraccionaria que llevo los activos de los ahorrista a la timba de la bolsa y nadie es responsable , asi vemos a estados salvando bancos mientras ellos ejecutan y desalojan a deudores , asi vemos que toda la responsabilidad es la palabra «crisis» y el ahorro era de sus ahorristas ,, el dinero que les da el estado es de todos, pero no se ve una devolucion a la sociedad de ello , entonces no digo que quememos la bruja en una improvisada inquisicion , digo que debe haber algo de responsabilidad social, sobre causa y efecto de sus teorias, debe haber un planteo que incluya lo social ademas de lo economico , que alguna vez miren por la ventana global, vean la posicion de dominio de multinacionales y propongan algo de economia con efecto social y global , como sugerencias de orden global a los estados para como enfrentar este abismo de poder entre un pais y una multinacional condicionando mercado laboral , mercado de consumo , precios y costos de las cosas, ahora jamas escuche a un economista decir me equivoque,no traten de ser los economista la bruja perfecta ante el error , dicen que el diablo, su mejor truco ha sido hacernos creer que no existe, vean el mal y el bien de vuestras ideas antes de sentenciarnos a su aplicacion, gracias amigo por pemitirme esta opinion
Alex: El economista no puede predecir el futuro, del mismo modo que el físico puede determinar la trayectoria de un cohete. Claro que hacemos predicciones, pero son siempre condicionales: si la teoría de que partimos es verdad (que no siempre lo es o, al menos, no lo es del todo), y con la información disponible hasta el momento, me atrevo a decir esto o lo otro. Otra cosa es que hagamos afirmaciones sobre el futuro sin señalar los límites de nuestras profecías; en este caso, el que las lee puede sacar una conclusión errónea de lo que nosotros queremos decir. Y otra cosa también es que hagamos recomendaciones de política, que tienen detrás la solidez (a menudo, poca) de nuestras teorías, la evidencia empírica (siempre limitada), nuestros sesgos personales, los sesgos políticos, las presiones de la sociedad y de los medios… Ahora bien, si el político admite nuestras recomendaciones sin tener en cuenta todos nuestros defectos, esto quiere decir que es impurdente.