Un op-ed de Adam Posen en el Financial Times del 22 de febrero (aquí, en inglés, en versión del Peterson Institute for International Economics), titulado «El Reino Unido es muy europeo… en sus errores«, nos ayuda a entender algunas cosas mal hechas por la Unión Europea... y por España, claro.
- Poner la disciplina macroeconómica por delante de las reformas estructurales. No que la austeridad no sea necesaria, sino que no se puede hacer, como en nuestro país. recortando de espaldas a las reformas. «Tratando de recortar el presupuesto con pocas reformas en la planificación, los impuestos o los incentivos al trabajo, el gobierno ha dejado de lado el crecimiento sin mostrar los beneficios de una política de oferta». ¡Oído, cocina!
- Encargar a la política monetaria que haga lo que debería hacer la política fiscal. Los países del norte de la eurozona no quieren hacer transferencias fiscales a los de la periferia, de modo que tiene que ser el Banco Central Europeo el que lo haga, por la puerta de atrás, distorsionando los mercados y ocultando operaciones de salvamento (por ejemplo, cuando presta dinero a los bancos para que estos lo presten a sus gobiernos).
- Favorecer a los bancos frente a los deudores. Y no está refiriéndose a nuestras cajas, sino más bien a los grandes acreedores, los ahorradores del norte de Europa: «cuando créditos que nunca se debieron conceder resultan impagados, hay culpas para las dos partes de la transacción. El deudor asume una deuda que no se podrá convertir en inversiones rentables, y el acreedor paga por ignorar las señales de alerta. En la Europa del norte los bancos no han tenido que hacer frente a sus locuras». Y añade: «no se ha emprendido la reestructuración de las deudas de los consumidores y de las pequeñas empresas, de ahí que el crédito nuevo sea escaso».
- Se han dejado para más tarde demasiadas decisiones importantes. Posen dice que esto es lógico en una Unión Europea con 27 miembros de intereses dispares. Pero dentro de un país –está pensando en el Reino Unido– esto no tiene perdón. Me temo que en España tenemos 18 tomadores de decisiones (autonomías más gobierno central) y docenas de grupos de interés que ponen palos en las ruedas.