Esto es algo que he oído esta mañana en una sesión del programa de continuidad del IESE sobre «Creando la empresa del 2020 y su entorno», con mis colegas Pedro Videla, Alfredo Pastor y Xavier Vives. Se han dicho muchas cosas interesantes; he aquí algunas ideas con las que me he quedado:
- La recuperación ya ha comenzado, al menos si contemplamos cómo se ha llevado a cabo el ajuste del sector privado (y, con notable retraso, del sector público, que aún está a medio camino). El ajuste es patente en el terreno de los flujos (competitividad exterior, recuperación del signo positivo de la balanza por cuenta corriente, reducción de las necesidades de financiación de empresas y familias), pero no en el terreno de los stocks (el nivel de deuda sigue siendo demasiado alto, y su reducción es muy lenta). Hemos pagado por ello un precio muy elevado (en términos de paro, por ejemplo, o de destrucción de empresas), pero hacía falta.
- Hay que cambiar el chip. Ya no podemos pensar en términos de qué va a pasar con la recesión. Es la hora de pensar en la recuperación –y, por tanto, de pensar a largo plazo.
- La salida será lenta, muy lenta, aunque algún trimestre veamos un crecimiento algo mejor. La capacidad de crecimiento de la economía española es ahora muy, muy limitada, porque no tenemos mecanismos de ajuste (como una política fiscal común europea, una elevada movilidad del trabajo, flexibilidad salarial o una Unión Bancaria en la zona euro).
- No esperemos volver a lo que éramos en 2007. Olvidémonos: aquello ya es historia. El futuro (próximo) será mucho más parecido al presente (2013) que al pasado (2007). Lo raro no es la recesión actual, sino la «fiesta» de la burbuja inmobiliaria, el exceso de crédito y la euforia de la entrada en el euro. Aquello era un chute de esteroides, no un engorde natural.
- Por tanto, nuestro problema no es de demanda, sino de oferta. No es que nos compren poco, es que no estamos en condiciones de producir lo que ahora (subrayo ahora) podemos producir competitivamente.
- Por tanto, las reformas son ineludibles. La austeridad es parte del problema (falta de demanda), pero es también parte de la solución (no podemos seguir con el nivel de deuda que tenemos), y requieren otras soluciones: las reformas.
- No vale retrasar las decisiones. El futuro es hoy.
- Por tanto, las empresas no deben esperar a ver qué pasa para tomar decisiones de inversión: lo que pasa es lo que vemos ahora.
- Atención a los problemas sociales. Son muy importantes para la sostenibilidad y la calidad de nuestro crecimiento.
Si tuviese que insistir en algo, sería en la responsabilidad de las empresas para iniciar, cuanto antes, el cambio de ritmo.
Con respecto a las reformas del sector público que todavía esta a medio camino (SIENDO MUY GENEROSOS EN EL COMENTARIO) Nadie ha oído hablar del PRESUPUESTO BASE CERO que implementó en su día JIMMY CARTER… Para eliminar todos los trabajos superfluos, duplicados ect.. de la ADMINISTRACIÓN y del sistema político ???
Seria un gran trabajo¡¡¡ y una reducción importante del gasto púlbico
Conclusión, ya hemos llegado al fondo y nos toca volver a escalar una montaña sin las burbujas inmobiliarias y sin poder hacer trampas y además con una bolsa de piedras pesadas con deudas y intereses inasequibles para el estado.
Ja veurem!
Según algunos expertos en economía, son las burbujas las que hacen crecer la economía de los países. Tras esta burbuja, otras vendrán, posiblemente, más catastróficas.
Saludos.
Buenas noches,
tengo una duda. Si esta crisis es únicamente local, entonces los argumentos expuestos son razonables, pero si es europea , son parcialmente razonables , pero si el origen y la causas de este crack son sistemicos,como postulan algunos expertos, entonces no tenemos ni idea de adonde vamos?
Ojalá sea una de las dos primeras posibilidades, y lo podamos afrontar con energía ,esfuerzo y voluntad .
Profesor, que opinión tiene sobre las teorías que postulan que es una crisis sistemica?
Saludos cordiales.
El carácter sistémico de una crisis no es algo permanente; si lo fuese, sería una crisis terrible. Lo explicaré con el ejemplo de la crisis del euro, tal como la vivimos en España en 2012. España tenía un problema: sus bancos tenían un alto endeudamiento con el exterior, los acreedores temían que no pudiesen cumplir con sus obligaciones y consideran si el gobierno español podrá ayudar a sus bancos. Tienen serios motivos para pensar que no, de modo que piensan que el gobierno español necesitará la ayuda de la Unión Europea. Hasta aquí es una crisis «normal», dentro de su gravedad. La UE no adopta una actitud decidida, de modo que los mercados temen que el gobierno español se declare insolvente. Esto arrastraría a los bancos acreedores, muchos de ellos en la misma UE (Alemania, Francia…). Si el gobierno español se declara insolvente, tendrá que salir del euro, de modo que todos sus bancos y todas las empresas que tienen deudas importantes con el exterior se declararían en quiebra. El problema ya ha dejado de ser de un país, para ser de todos: es sistémica.
Con la administración Bush, EEUU se endeudó más que en todos sus años de existencia. Con la administración Obama EEUU se endeudó más que con Bush y todos sus años de historia juntos. A raíz de esto, me nace una pregunta: ¿Crees posible que los acreedores esperen recibir algún día todas sus inversiones? Dicho de otra forma: ¿alguna vez se podrá pagar toda la deuda existente en todas las entidades mundiales?
Saludos.