¿Cómo puede una familia sacarse de encima parte de la deuda que tiene? Las recetas son las mismas que las de un país. Haciendo que se la perdonen (si alguien sabe cómo conseguirlo, por favor, que me lo diga). Negándose a pagarla, o sea, declarándose insolvente (pero los costes de esto pueden ser muy altos, tanto para la familia como para el país). Pagándola poco a poco (a esto lo llamamos austeridad: gastar menos para ir devolviendo la deuda: cuestión de años, quizás de muchos años). Forzando una reducción de los tipos de interés (que es una forma de dejar pagar una parte, vía inflación o represión financiera, pero nosotros no controlamos nuestra inflación ni nuestros tipos de interés).
Hace unos días estuvo Carmen Reinhart, profesora de la Harvard Kennedy School, en Barcelona, y El Periódico le hizo una entrevista (publicada el 1 de junio). No dijo cosas nuevas, aunque siempre es agradable escuchar a un gurú incidir en lo que ya va siendo sabiduría común en España. La austeridad es necesaria, pero no suficiente, porque, sin crecimiento, podemos arrastrar durante muchos años unos niveles de deuda elevados, que nos impidan levantar la cabeza -o sea, volver a consumir normalmente (pero, ¿qué significa normalmente? Ya he explicado otras veces que tardaremos mucho en volver a nuestro nivel de vida de tiempos de la burbuja inmobiliaria…), tener acceso al crédito… Carmen Reinhart concluye: hay que ir a la reestructuración de la deuda (palabreja que quiere decir que nos perdonen una parte, en forma de quita, reconvirtiendo la deuda en otra a más largo plazo y con tipos de interés más bajos o con otras soluciones parecidas).
El problema es que… nosotros no podemos pedir la reestructuración de nuestra deuda, porque daríamos al mercado la señal de insolvencia que dispararía la prima de riesgo, suspendería la refinanciación de la deuda pública y pondría a nuestras instituciones financieras contra las cuerdas. O sea… no podemos hacer nada.
O sí. Claro que no podemos negociar directamente con los mercados financieros –son muchas entidades distintas, con distintos intereses, y el simple comienzo de la negociación dispararía la prima de riesgo y los miedos a la insolvencia que he mencionado antes. Pero podemos hablar con nuestros socios europeos, para que sean ellos los que pongan en marcha el mecanismo de reestructuración, como hicieron con Grecia. Dificultad número uno: los inversores que sufrirían las pérdidas están en Alemania, en Francia y otros países que son los que deben empezar el proceso por el que sus bancos acaben teniendo problemas. Y, como decía Carmen Reinhart, «los acreedores de España tienen mucho poder político». O sea, olvidemos la iniciativa…
O no. Si usted quiere convencer a su banco de que hay que encontrar una solución a las deudas que tiene y que no puede pagar, lo que tiene que hacer es presentar un plan: acciones que usted puede tomar, coste de esas acciones, probabilidad de que no funcionen, coste para el banco de que no funcionen, alternativa consistente en que el banco cambie las condiciones del crédito, posibilidad de que usted pague en ese caso, ventajas para el banco… Pues eso mismo en términos de economía nacional.
Se trataría de presentar a nuestros socios europeos un plan por el que ellos aceptan un cambio en las condiciones de la deuda española (no necesariamente una quita: por ejemplo, reconvertir parte de la deuda en deuda a muy largo plazo y bajos tipos de interés, de modo que la carga anual sea más baja y el país pueda recuperarse). Sobre todo, interesa hacer ver que la alternativa a ese plan será, probablemente, un crecimiento miserable en los próximos muchos años y, al final, la probabilidad de una insolvencia, en la que nuestros acreedores tendrían pérdidas más elevadas. O sea, que nuestro plan, incluída la reestructuración parcial de la deuda, sería la mejor alternativa.
No sé si esto sería viable o no. Probablemente no lo podría iniciar el gobierno español, por las razones dadas más arriba, pero sí podrían hacerse propuestas «informales» semipúblicas, que el gobierno podría hacer llegar a sus socios europeos… ¿No valdría la pena intentarlo?
Una solución “sentimental” es mirar a los países latinos. Hay muchas obras de arte colonial español (y no español pero que vinieron con ellos) museos, etc.; que están esperando experiencias mejores y pueden capitalizarse. Esta es una entre varias sugerencias que pueden darse.
Otra idea más cuantitativa es revisar el concepto de Producto Nacional. La suma ortodoxa anual está distorsionada por culpa de los ciclos anuales. Los ciclos no tienen por qué ser anuales y la contabilidad bien hecha, da ciclos mayores que permiten una holgura económica no identificada por los métodos anuales. En Lima, hemos hecho algunas estimaciones del déficit contable en algunas empresas y hemos detectado hasta 17% de “mala” contabilidad. No se trata de sumar y restar porque la capitalización es geométrica y la anual distorsiona la verdad. Claro está, que al primero que lo haga le servirá más que cuando todos contabilicen bien.
Querido Antonio, creo que la pregunta inicial debería plantearse de otra manera: ¿cómo puede una familia librarse de la deuda de la familia vecina que vive en la casa de al lado? Por favor, no olvidemos que esta deuda, es deuda privada reconvertida en pública por la mala gestión y la irresponsablidad de consejeros y directivos de banca, gobernantes y su consiguiente desregulación de los mercados financieros internacionales que han permitido toda clase de prácticas de rendimientos altos cortoplacistas con las consecuencias que estamos padeciendo. Como comentaste en una ocasión: todos estamos en la misma sartén, pero eso no justifica que paguemos todos por la avaricia de unos pocos, esta es una deuda legal pero ilegítima y la legitimidad está por delante de la legalidad, lo dice muy bien el profesor Fontrodona.
Y otra forma, es estableciendo que un Estado es solvente «per se»: no puede ser que Alemania se financie al 0% y nosotros al 5%. El servicio de la deuda también aumenta el déficit: recordemos que la regla de oro del sistema financiero es que los vencimientos de los créditos se pagan antes que cualquier otro partida… sea sanidad o educación. Y añadiría otra idea… en momentos de crisis profunda y de cierre de tantas empresas, no deberíamos permitirnos que el Banco Central Europeo flexibilizara el objetivo de inflación contenida al 2% pase lo que pase… pues bien si se flexibilizara un punto eso, podríamos aliviar el déficit y por tanto la austeridad que estamos viendo como a la postre son políticas destructivas y generadores de mayor recesión.
Muchas gracias por tu blog, un abrazo,
Pili Malagarriga
Buenas tardes,
cuando se esta sobreendeudado es muy complicado viabilizar cualquier proyecto. Un pais , con politica monetaria y cambiaria propia , tiene una solución mas o menos dificl, pero siempre factible; crear inflación y devaluar la moneda para ganar competitividad. Pero cuando estas palancas no son posibles, es dificil hallar una solución universal y unica para tal problema.
Confiar que los acreedores accederan por las buenas a asumir ciertas perdidas en la supuesta reestructuración de la deuda es poco probable; este hecho se da en último extremo, cuando no existe otra alternativa y la situación esta totalmente tensada.
Creo que es más factible que vayamos pensando que debemos pagar lo que debemos con nuestro trabajo, talento, capacidades y si es necesario aplicar el refran cataán » vendre la casa i anar de lloguer». Es decir, mi postulado es que los mejores activos que tenemos ( empresas, inmuebles, …) cambiaran progresivamente de manos y pasaran a ser de titularidad de inversores extranjeros… nos vamos a malvender el pais y a hipotecar nuestro futuro en este proceso de desapalancamiento; y esto es lo que esperan nuestros acreedores, sobre todo Alemania.