Sara de la Rica, profedsora de la Universidad del País Vasco e investigadora de FEDEA, publicó el pasado 12 de julio un corto pero interesante artículo en Expansión, titulado «Parados mayores de 45 años: un panoraman desolador». El título lo dice todo. Casi 1,7 millones de personas de más de 45 años están desempleadas en España, muchas ellas (casi el 75%) por debajo de los 55 años. La mayoría también sin estudios más allá de la educación obligatoria y uno de cada tres con más de tres años en el paro. El problema humano, social, económico, psicológico… es enorme.
Sara recomienda bonificar su contratación estable, aunque aclara que no es partidaria de esa medida. Pero, argumenta, las posibilidades de empleabilidad del colectivo son muy reducidas. Es verdad. Pero junto a esto nos encontramos con otros colectivos que también necesitan un empleo cuanto antes, los jóvenes, por ejemplo. Y la pregunta es: ¿debemos subvencionarlos a todos?
En fin, sea lo que fuere, parece claro que la reforma laboral debe ocupar el primer lugar en las preocupaciones del gobierno, de las empresas, de los sindicatos y de la sociedad española. Y que no hay soluciones fáciles: una vez arreglados los temas «de bulto», como la revisión de la negociación colectiva o el abaratamiento del despido en los contratos indefinidos, hay que bajar a medidas focalizadas a colectivos concretos, como el que aquí nos ocupa. Medidas que habrá que revisar con frecuencia, porque no sabemos cuál va a ser su eficacia, de modo que habrá que adaptarlas una vez y otra, también porque una medida puede impactar negativamente en otra.
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