Gareth Evans, que fue ministro de Asuntos exteriores en Australia, publica una entrada en Project Syndicate (aquí, en inglés) cuyo título se podría traducir, con cierta libertad, como «La onegé internacional vencedora». No se trata de un concurso, sino de una reflexión sobre el papel que deben tener las organizaciones no gubernamentales (ONG) de gran tamaño y presencia mundial, capaces de negociar con los gobiernos. Me ha interesado porque cita cuatro condiciones que, en su opinión, debe cumplir una ONG internacional, que, me parece, también pueden valer para instituciones más pequeñas –lo que vendría a ser aquello que explica su letigimidad.
- Debe añadir valor. No necesariamente valor económico –no es su función–, sino «satisfacer una necesidad que en la actualidad no sea atendida por otra organización«. No vale, claro, para las pequeñas ONG, porque es muy probable que otra desempeñe ya esa misma tarea, pero sí, al menos, en el sentido de que debe tener un «mercado» suficiente y no totalmente atendido por las demás organizaciones.
- Debe definir claramente su misión. «La tentación más insidiosa que ensucia la misión de una onegé tiene lugar cuando hay dinero potencialmente disponible para algunos proyectos que no forman parte de su ‘negocio’ central, y para los que no tiene expertise interno disponible. En esos casos, el resultado inevitable es la dispersión y la dilución de los recursos y la pérdida de foco».
- Debe tener independencia real ante los intereses creados, sobre todo ante el gobierno.
- Se le debe exigir una profesionalidad total.
Añadiría otro punto: debe tener un «plan de negocio» claro, especialmente en lo que se refiere a la financiación. Ahora que los gobiernos están reduciendo sus presupuestos, muchas cajas de ahorro han desmantelado su obra social y las empresas han estrechado la boca de su bolsa, tener una idea clara de cómo financiarse en el largo plazo es clave.
Muy buen tema, espero que sigáis colgando temas como estos
Saludos
Los fines específicos para lo cual la organizaron sus fundadores, el porque social, los para que,la identidad plena y pura sin tendencia o favoritismo político o religioso dentro de su funcionamiento como grupo y la necesidad de proyectar el vacio de necesidad que no se encuentre cubierto en la actualidad,los propósitos se deben al bien común y especifico , sea cual fuere, no solo es material, a veces es de sentido social educativo, reponer a la sociedad un faltante olvidado en el tiempo.
Hago eco de la inspiración que nos ofrece hoy y copio una frase que leí en Zenit: «Lo que ha transformado al mundo, no es la Ciencia, sino la Caridad (Giuseppe Moscati 1880 – 1927)».
Eso no quita que para tener el hábito de ciencia (el que se conmensura, según LP, con los juicios) haya un asomo de libertad, lo que implica virtudes. Pero no sentimientos intensos respecto a una virtud, como es el caso de la solidaridad y su sentir.
El problema es cuando se trastocan los valores: se pone la laboriosidad por encima de la caridad, por ejemplo. Por mi experiencia sudamericana, creo que eso es lo que está pasando en muchas onegés. Aparte del sentimentalismo mencionado (que se corresponde con el modernismo pasado) se antepone el alienismo (sexuado como en la liberación femenina por ejemplo) de especie al racionalismo amoroso humano, que proviene de que en el XIX y XX no se habían estudiado los mecanismos de la neuronalidad que permite el pensamiento y con ello el amor humano.
Gracias y saludos.
………….y me parece que faltó una de la mas inportantes: Transparencia. De donde provienen sus recursos, como los utliza, que conflictos de interés tiene con las empresas con las cuales ejecuta proyectos, etc…..