Me picó la curiosidad al leer el comienzo de una entrada en el American Enterprise Institute. Era un artículo de Michael R. Strain comentando un libro de Tyler Cowen. El articulo tiene algunas cosas interesantes sobre el mercado de trabajo norteamericano, sus cambios y los problemas que esto está creando (aquí, en inglés). Pero me quedo con el primer párrafo. En él cuenta que el otro día iba por Washington DC con su esposa, en coche, siguiendo las instrucciones del GPS. Pero este parecía empeñado en no dejarle llegar a su destino, indicándole continuamente que debía cambiar de calle, animándole a entrar en un calle de dirección prohibida y, en definitiva, provocándole un enfado tan grande que, dice Strain, su mujer tuvo que amenazarle con el divorcio si no se serenaba.
Acaba el párrafo citando una frase de Tyler Cowen: «trabaja con el GPS; no obedezcas al GPS como si tú fueses un robot, y no trabajes contra el GPS». El artículo desarrolla luego este tema, a propósito de cómo utilizar las nuevas tecnologías. Pero a mí me gustaría sacar otra moraleja.
En muchas cosas de nuestra vida, necesitamos trabajar con algo o alguien (una empresa, la familia, los amigos, los enemigos, el jefe, los subordinados, el gobierno, la prensa…). No sigamos al pie de la letra lo que nos dicen: nosotros no somos robots, sino seres inteligentes, que escuchan, aprenden, internalizan los mensajes, y les hacen caso. O no les hacen caso, según proceda.
Y tampoco actuemos contra los demás. A veces será necesario, del mismo modo que algún día tendremos que cerrar el GPS si este se ha vuelto loco y es imposible trabajar con él. Pero lo normal es que nosotros tengamos un reto, y los demás sean obstáculos para sacar adelante ese reto. En cuyo caso enfrentarse con ellos y maldecirles los huesos puede no ser la mejor solución. Insisto: trabaja con los demás. Aprovecha sus potencialidades, utiliza sus debilidades para sacar adelante tus proyectos. Respétalos, escúchalos, gánatelos siempre que sea posible. Y si no es posible, prescinde de ellos, como prescindes del GPS cuando se vuelve loco… siempre, claro, que sepas a dónde vas y veas que puedes apañarte sin el GPS.
En el plano social y político, este consejo podría ayudarnos mucho a mejorar el diálogo en nuestra sociedad.
Es lo mismo -sin ánimo de comparaciones- que yo he vivido con ciertos medicamentos. Pensaba que era el único en tener este tipo de problemas y que se debía a mi pasión por el sincronismo …