El pasado día 14 publiqué en El Periódico un artículo titulado «Volvamos a crecer»; no lo comenté en el blog porque estaba de viaje. Pero nunca es tarde para hacerlo ¿no?
La tesis que defiendo es que la tasa de crecimiento potencial de la economía española será, a partir de ahora, muy baja, al menos durante bastante tiempo. Somos menos (la población está cayendo), somos más pobres (la riqueza de las familias debe haber caído un 25% desde los máximos de 2007 ó 2008), hemos perdido capital físico (muchas empresas han cerrado) y capital social (los parados no aprenden y no desarrollan capacidades nuevas).
Y añado también que no estamos haciendo todo lo que deberíamos hacer, para mantener nuestro crecimiento. Para crecer ahora necesitamos practicar reformas y cambiar políticas. Pero no nos atrevemos a cambiar políticas, porque ponemos los objetivos en el corto plazo (reducir el déficit público, por ejemplo) y no en el medio o largo (volver a crecer). O estamos demasiado preocupados en la redistribución de la renta, pese a que esta no es posible si no volvemos a crecer; lo contraría sería repartir mejor la miseria.
Las reformas son necesarias porque reducen los costes de producción, de creación de nuevas empresas, de innovación, de exportación… Ahora son nuestra esperanza, y de ellas dependerá que seamos capaces de volver a crecer, pese a que, como ya he dicho, somos menos, somos más pobres, hemos perdido capacidad productiva, etc. Pero, indico en mi artículo, nos falta optimismo y confianza, liderazgo (político y de la sociedad civil) y solidaridad. Sin todo esto, la cosecha será escasa.