La Fundación ICO me encargó hace unos meses preparar una edición en castellano de algunas obras de Irving Fisher, un economista norteamericano, probablemente uno de los más influyentes, de los más completos y de los que más impacto han tenido. El resultado fue un libro titulado «Dinero, capital y crisis: escritos escogidos» de Irving Fisher, con un prólogo de Román Escolano, Presidente de la Fundación ICO, y un largo artículo mío, que presenta la figura y las ideas de Fisher y explica la selección de textos que llevamos a cabo (la edición corrió a cargo de Thompson Reuters Aranzadi para la Fundación ICO, Madrid, 2013). El pasado día 27 de enero la obra fue presentada en Madrid, contando también con la participación de Jaime Caruana, Director General del Banco de Pagos Internacionales de Basilea.
En mi intervención animé a los asistentes a leer a Fisher, como es lógico. ¿Ahora? ¡Pero si vivió hace un siglo y murió en 1947! De acuerdo, pero fue un autor enormemente relevante: un gran economista, probablemente el que más influyó en la macroeconomía del siglo XX, no sé si después de Keynes o antes de él; con intereses muy variados, con ideas muy claras y coherentes, y con gran actualidad.
Actualidad porque la crisis financiera reciente tiene mucho que ver con la que Fisher vivió, con sus explicaciones y sus recomendaciones. Con unas cuantas décadas de diferencia, leer a Fisher sigue siendo muy útil para entender lo que nos ha pasado, porque él se enfrentó con los mismos problemas y llevó a cabo análisis muy serios sobre ellos. No se trata de copiarle, sino de entenderle.
Acabé mi intervención con tres ideas sobre el fracaso de Fisher en su época (hubo que esperar unas cuantas décadas a que sus ideas cuajaran en la macroeconomía actual, desde sus explicaciones sobre el ahorro, la riqueza, el capital y los tipos de interés hasta sus teorías sobre el ciclo económico, la deflación de la deuda, el sobreendeudamiento o la importancia de la estabilidad monetaria -y su insuficiencia para garantizar la ausencia de crisis, como aprendimos dolorosamente en 2007):
- Fisher tuvo muchas aportaciones a la macroeconomía moderna, pero le faltó cerrar su modelo, la síntesis de la teoría monetaria con la teoría del valor.
- A Fisher le desbancó Keynes, porque tenía un paradigma económico más adecuado a las circunstancias de una grave depresión mundial: a Fisher le faltó una teoría del desempleo persistente.
- Fisher anunció que la bolsa iba a mantenerse a un nivel alto y estable unos días antes de la gran caída de cotizaciones de octubre de 1929. Fisher tenía razones para esperar ese buen comportamiento de la bolsa, pero sus predicciones no se cumplieron. Alguien dijo que las razones para hacer un guerra cambian radicalmente cuando suena el primer cañonazo; del mismo modo, el funcionamiento normal de una economía se ve profundamente alterado el día en que se inicia una crisis financiera. Esto lo hemos visto otra vez en la crisis actual. Moraleja: no hagamos predicciones, y menos de futuro, cuando el mundo puede verse sometido a una terremoto de grandes proporciones.