Un buen artículo de Michael Ignatieff, profesor de Harvard y un gran cientifico de la política, en el Financial Times del 10 de enero, titulado «Liberar de su vacío intelectual a los políticos polarizados». Escrito para la realidad norteamericana, me parece que debe ser de lectura obligada para los políticos españoles. Todos. Y para los medios de comunicación.
Su tesis: la política se ha polarizado, él dice que entre republicanos y demócratas, nosotros podríamos poner a unos cuantos partidos de nuestro espectro político. Esto es normal en política: la gente vota a un partido por lo que este representa, de modo que conviene mantener la línea del partido frente a los demás. Pero el problema es que nuestros partidos, los americanos y los nuestros, se han polarizado en sus posturas, y se dedican a defender unas cuantas posiciones extremas: los conservadores europeos luchan contra la inmigración, y los progresistas europeos quieren que el Estado siga gastando en ayudas sociales para la clase media. Y, claro, se ha creado ese vacío que hay entre posturas extremas y, como dice Ignatieff, los miedos de la gente siguen ahí, y los políticos se niegan a discutirlos, si no coinciden con sus posturas.
Ignatieff, que es un buen experto en ciencia política, hace notar que, al final, no quedará otro remedio que encontrarse a medio camino: los progresistas, dice, tendrán que aceptar que la libre empresa trae la prosperidad, y los conservadores que el Estado tiene que hacerse cargo de las víctimas del libre mercado, cuando se producen. Al final, tendrán que ser capaces de compaginar crecimiento y estado del bienestar.
Me parece que Ignatieff olvida otros componentes de la disputa ideológica, que acaban, finalmente, en concepciones distintas de lo que es la persona y la sociedad. Pero su conclusión, me parece, sigue siendo válida -y urgente- para nosotros: «Cuando las democracias se deslizan, como lo hacen ahora, los votantes se desplazan hacia los extremos, hacia los demagogos que proponen falsas soluciones a problemas imaginarios. Si quieren vencer a los demagogos de la izquierda o de la derecha, los políticos del centro tienen que aprender de sus adversarios».
Estimado profesor,
más bien al contrario, entre la izquierda y la derecha no cabe nada, al menos en Europa. ¿Hay diferencias significativas entre PP y PSOE? ¿cuantos conservadores hay en los partidos conservadores? ¿y dice Ignatieff que luchan contra la inmigración?.
En mi opinión el electorado se radicaliza paulatuinamente como reacción ante la corrupción de los políticos, las promesas incumplidas y la falta de autenticidad que produce la codicia por el voto centrista.
Sin embargo Ignatieff, acierta de pleno cuando dice que «los progresistas tendrán que aceptar que la libre empresa trae la prosperidad, y los conservadores que el Estado tiene que hacerse cargo de las víctimas del libre mercado». Y esto fue lo que ocurrió en Suecia en los 90, descrito por Mauricio Rojas en «Reinventar el Estado del Bienestar».
Desgraciadamente esa perspectiva todavía no es la que enfrenta al electorado, sino que estamos en los entrenamientos previos a ese combate.
Saludos.
Gracias, Paco. Como dije hace unos días en otra entrada, somos lentos en el aprendizaje. Habrá que esperar.