Hace unos días el Rabino Lord Jonathan Sacks tomó posesión de su cátedra sobre Ley, Ética y la Biblia en el King’s College de Londres. Su conferencia inaugural tuvo por objeto la relevancia de la Biblia en la ética y en la sociedad occidental. Su tesis era que la economía de mercado, la democracia, los derechos humanos y la sociedad libre se basan en los mensajes de la Biblia. Y mencionó siete de esos mensajes:
- La dignidad humana.
- La libertad y la responsabilidad.
- La santidad de la vida.
- El concepto de culpa, frente al de vergüenza.
- La significación del matrimonio como matriz de la sociedad.
- La sociedad como un pacto (la Biblia lo llama alianza).
- El poder tiene límites éticos.
Sacks afirmaba que estos siete caracteres hacen que la ética de la Biblia sea diferente de los demás sistemas, porque en ella el amor y el perdón están en el centro de la vida moral. Pero añadía que estos siete caracteres están ahora en retroceso en nuestras sociedad occidentales.
Por ejemplo Sacks dice que nuestra sociedad está abandonando la idea de culpa y se pasa a la de vergüenza. Parece que salimos ganando, pero no es así. En la cultura de la culpa se distingue entre el pecado y el pecador, de modo que, hagas lo que hagas, puedes esperar el perdón. La cultura de la vergüenza es la del linchamiento mediático (casi siempre, sin pruebas). La vergüenza te sigue toda la vida. Moraleja: intentamos ocultar nuestros errores porque, si se conocen, la vergüenza nos hará la vida imposible.
También señala que los límites éticos del poder están en retirada, porque se pasa de «tengo derecho (right) a hacer esto» a «hacer esto es bueno (right)»: lo que la ley permite se convierte en moralmente correcto. Al final, lo bueno o lo malo lo decide el Parlamento, o el regulador de turno, o las redes sociales.
Antonio Argandoña es Profesor Emérito de Economía del IESE.